Manuel Vílchez, un maestro de la batuta y la sensibilidad

en las que une sensibilidad y conocimiento

02 abr 2017 / 11:28 H.

Es un artesano singular, un mago de las notas que ha entregado su vida entera a la que es su gran pasión: la música. Una labor de décadas, en la que ha aunado sensibilidad y conocimiento, y que le ha permitido convertirse en un referente en el ámbito cultural de la provincia. El Premio Jiennense del Año le reconoce una trayectoria singular entregada al arte y la cultura.

Manuel Vílchez Martínez, el maestro Vílchez para toda la ciudad de Jaén, no nació con una batuta en las manos, pero casi. Nació en Granada el 5 de febrero de 1933 y dio sus primeros pasos en la calle Elvira de la capital de La Alhambra. Con apenas diez años, su familia se mudó a Linares, donde abrió una tintorería. Fue entonces cuando ingresó en la Escuela de Música y en la banda municipal, donde tocaba el clarinete. Profesores como Alfredro Martos le enseñaron ya cómo debía escucharse una melodía y sembraron en él la semilla del arte musical. Una pasión que ya no dejó de crecer. De hecho, como su familia no podía costearle los estudios, Manuel Vílchez tomó la decisión de alistarse en el Ejército y, desde ahí, continuar su formación en la Banda de Ingenieros. Eso le permitió poder estudiar en el Conservatorio de Madrid, al tiempo que tenía cubiertas sus necesidades básicas de techo y comida. Con 22 años, aprobó las oposiciones de la Banda de Linares y se convirtió en uno de los subdirectores más jóvenes de España. Su carrera fue imparable, siempre vinculada a la provincia de Jaén. Estuvo al frente de las bandas de Vilches, Castellar y Bailén, al tiempo que compaginaba su labor en Linares.

En 1980, se presentó a las oposiciones para formar parte de la Banda Municipal de Jaén y, apenas tres años después, asumió la dirección. Un cargo en el que estuvo hasta su jubilación en 1998. Desde entonces, se dedicó enteramente a componer. De hecho, el maestro Vílchez tiene registradas 173 composiciones de todos los géneros musicales, pasodobles, marchas, piezas religiosas e, incluso, se atrevió con un género tan difícil como la zarzuela. Fue con “Mar de plata”, de temática jiennense y con libreto de José Villar Casanova, “Vica”.

A sus 84 años, todavía sigue al pie del cañón, aunque con una actividad más pausada. Una plaza del Parque del Bulevar, donde tantos conciertos dirigió, lleva su nombre como agradecimiento de la ciudad a su maestro.

“Creo que mi único mérito fue trabajar”
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A Manuel Vílchez, el eterno maestro, le gusta cuando le dicen “Manolito”, el diminutivo con el que le llaman sus amigos desde que era un niño. Una forma de ser que demuestra una enorme humildad. “Estoy muy contento con que el periódico y el jurado que representa a la sociedad jiennense se haya acordado de mí. Creo, sinceramente, que no me merezco este premio. Mi único mérito ha sido trabajar, trabajar y trabajar sin descanso”, asegura. Dedica

el galardón a su mujer, Paqui Checa, y a sus seis hijos: “Ellos han sido mi inspiración”.