Molécula que da vida

Las precipitaciones de los últimos días aportaron a las reservas jiennenses 61 hectómetros cúbicos o, lo que es lo mismo, agua suficiente para llenar, totalmente, los pantanos Quiebrajano, Víboras, Dañador y Aguascebas

20 feb 2016 / 19:38 H.

Dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno unidos. Eso es una molécula de agua, una composición sencilla y, a la vez, tan complicada y que es pieza esencial para la supervivencia del ser humano. Por eso, las administraciones se afanan en gestionar hasta el último mililitro de este bien líquido, cuya abundancia escapa de las manos del hombre. Ahí juega un papel esencial el tiempo y las lluvias. Años de escasez, como el actual, ponen en marcha toda la maquinaria para equilibrar el gasto y las aportaciones que reciben los pantanos. Pero hay momentos que, cuando uno menos se lo espera, la naturaleza da una sorpresa, como la pasada semana, y hace que pantanos pasen del cero a cien, en sentido metafórico, en cuestión de días.

El año hidrológico actual se caracteriza por ser bastante más seco de lo normal en la cuenca del Guadalquivir. La precipitación media registrada desde el inicio de la temporada —el 1 de octubre— en el conjunto de los 48 embalses principales que componen Andalucía es de 249 litros por metro cuadrado, casi un 28% menos de lo que sería normal en este período del año. Excepto el mes de octubre, en el que llovió algo más de lo habitual, el resto de meses registraron una pluviometría inferior a la media histórica de los veinticinco años anteriores, y la provincia de Jaén no es una excepción.

No obstante, los pantanos de la cuenca, en su conjunto, se encuentran al 61% de su capacidad, lo que supone un almacenamiento de 4.972 hectómetros cúbicos por lo que la satisfacción de las demandas de abastecimiento y riego se encuentra garantizada a medio plazo. Se debe a que los embalses de la cuenca tienen una capacidad de regulación hiperanual, por lo que pueden almacenar las aportaciones excedentes que se producen en los años lluviosos para atender las demandas de los años más secos, tal y como explicó a este periódico la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir. En el caso concreto de la provincia de Jaén, el volumen embalsado actualmente asciende a 1.351 hectómetros cúbicos, prácticamente el 59% de su capacidad. Hace apenas diez días, antes de los últimos episodios de lluvias, estas cifran eran de 1.290 hectómetros cúbicos y un porcentaje del 56%. Por lo tanto, estas precipitaciones han ayudado a que las reservas suban tres puntos, que puede parecer poco pero, en realidad, son 61 hectómetros cúbicos. Para que el lector pueda hacerse una idea, si el Quiebrajano hubiera estado totalmente vacío, en esta semana hubiera sido posible llenarlo dos veces al completo o, lo que es lo mismo, cayó agua suficiente para llenar el Quiebrajano, el Víboras, el Dañador y el Aguascebas.

En cuanto a las reservas, con este volumen y en términos cuantitativos, según las estimaciones realizadas por la Confederación, se garantiza el abastecimiento para los próximos tres años y las dotaciones de riego para los próximos dos. Aunque, nunca hay que perder de vista que si bien es cierto que estos cálculos se hacen en función de las reservas que hay a fecha de hoy, se pueden corregir a la baja en caso de que no haya precipitaciones, por lo que entonces habría que adoptar otras medidas.

Alguien se preguntará, a buen seguro, que con estos datos es, cuanto menos extraño, que el Dañador esté en situación de emergencia, es decir, que solo tenga agua para atender la demanda de un año. El embalse, que abastece a los municipios que conforman la comarca de El Condado, se encuentra en estos momentos al 49,33% de su capacidad. Se trata de una infraestructura pequeña, con una capacidad total de 4,1 hectómetros cúbicos. Tiene una peculiaridad, ya que la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir efectuó obras para conectar este embalse con el de Guadalmena, que actualmente está a más de 76%. De esta manera, el abastecimiento está garantizado en este embalse gracias a esta conexión.

De los trece pantanos con los que cuenta la provincia de Jaén, el Dañador no es el único que esconde peculiaridades. Está el caso del Víboras, en Martos. Al ser un embalse esencialmente para abastecimiento, con el fin de preservar la calidad de las aguas, nunca se ha llenado del todo. Y es que podría causar interferencias con los desagües de la población de las Casillas de Martos. Mientras la Confederación realiza los correspondientes estudios, lo cierto es que esta infraestructura en ocasiones excepcionales superó el 50% de sus reservas.

Independientemente de estos dos casos, existen otros dos que afloraron a raíz de las últimas precipitaciones. Uno de ellos es el caso del Aguascebas, que abastece a Villacarrillo y del que se nutre las pedanías de Mogón, Agrupación de Mogón y Arroturas. Antes de que llegase el episodio de lluvias, el agua acumulada ascendía al 51%. En apenas cuatro días, logró llenarse de todo, hasta el punto de que se ha tenido que desembalsar para evitar que rebose. Otra de las consecuencias es que al remover el agua, los vecinos de los anejos vieron como, una vez más, su pesadilla despertaba y el agua salía del agua turbia. Todo a la espera de que acaben las obras para erradicar un problema que los mogoneros arrastran desde hace años.

Finalmente, está el caso de La Bolera, tan alarmante que, incluso, los ayuntamientos de Pozo Alcón e Hinojares, junto con sus comunidades de regantes, crearon una mesa del agua para hacer un seguimiento a la situación de sequía. Ahora, la situación se ha dado la vuelta. Con las últimas lluvias hubo una mejora sustancial, ya que las reservas en este embalse se incrementaron en 20 puntos —actualmente está al 40,88% de su capacidad—. Sin embargo, la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir reconoce que todavía no se ha alcanzado la situación de normalidad. De cualquier forma, es cierto que con estas precipitaciones se ha podido atender a las demandas de riego que había en la zona, tal y como confirma el organismo de cuenca.

¿Cuál es la perspectiva para esta semana que entra? Quien espere cantidades ingentes de agua como las que regaron la provincia desde el Día de San Valentín, ya se puede olvidar. Los próximos días, según las predicciones de la Agencia Estatal de Meteorología, estarán marcados por la estabilidad. El sol será el protagonista durante la mayor parte de la semana, compartido con las temperaturas gélidas. Las máximas en contadas ocasiones subirán de los 15 grados aunque las mínimas darán una ligera tregua. De esta, el contador de litros de actual año hidrológico se quedará estancado, de momento, en los 409,8 litros por metro cuadrado contabilizados en el observatorio que la Confederación tiene en el Aguascebas, los 406,6 de Siles o los 399,7 acumulados en la zona de Cazorla.

El “milagro” del puente Ariza
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La falta de precipitaciones y el fantasma de la sequía no siempre conllevan implicaciones negativas. Hay momentos en que la falta de agua permite que afloren tesoros que, de otra forma, serían imperceptibles al ojo humano. Es lo que ocurre cuando las reservas del Giribaile bajan del 50%. La escasez de bien líquido atesora el puente Ariza, obra de el arquitecto Andrés de Vandelvira. Situado a unos 17 kilómetros de Úbeda, se encuentra casi todo el año oculto bajo las aguas del pantano del Giribaile, sobre todo en invierno. Pero, cuando la lluvia se resiste y la poca que cae no logra saciar la sed de los pantanos, esta impresionante obra arquitectónica, que solo puede verse en todo su esplendor cuando el descenso de las reservas hídricas lo permite, sale a la luz. Ocurre en estos momentos, cuando el agua acumulada apenas es del 42%.

El Tranco, un captador de agua
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Las lluvias registradas durante el pasado fin de semana en la cuenca han permitido la aportación de 80 hectómetros cúbicos más —1% de su capacidad— a los embalses del Guadalquivir. El máximo de precipitación registrada el Día de San Valentín, por ejemplo, fue en Cazorla, con 46,1 litros por metro cuadrado. No hay que perder de vista que, de este total, los pantanos de la cabecera de cuenca del Guadalquivir, los situados en la provincia de Jaén, almacenaron 40 hectómetros cúbicos durante ese fin de semana. Para hacerse un idea, el pantano más grande del mar de olivos, El Tranco, llegó a tener entradas de agua de hasta 150.000 litros por segundo. Este incremento de reservas, que ahora se sitúan en el 68%, no hará más que embellecer el flamante recurso turístico, con un embarcadero flotante para adaptarse, precisamente, a los cambios de nivel.