“No es un cuento”

17 feb 2019 / 12:37 H.

Este libro está hecho de entusiasmo, fuerza y optimismo pero, sobre todo, está hecho de amor: un amor a la vida”. Su título, “No es un cuento —los orígenes—”; su autora, la literata jamilenuda Mari Carmen Bonilla Cámara, una autora que desde Italia —el país en el que reside desde hace un cuarto de siglo— da rienda suelta a una creatividad con la que, en sus propias palabras, anima a “escribir a todo aquel que tiene algo que contar”.

Publicada por la editorial Círculo Rojo en 2017, la ópera prima de Bonilla es, también, la ambiciosa entrega inicial de una trilogía que presenta, en este volumen, la historia de Perla Mendoza, una mujer exitosa y acostumbrada a ser centro de atención a la que cada día le resultan más tediosas las entrevistas convencionales; este es contexto íntimo de la narración, a partir del cual se desarrolla una atractiva trama en la que la protagonista comparte su capacidad de deslumbramiento con la hija de Vladimir Tézac, un admirador francés que, desde París, le envía a su propia hija para que sea a ella ante quien se sincere y, así, sacie la curiosidad de la legión de incondicionales de Perla Mendoza, que se mueren por conocer cuanto más, mejor de su diva.

“Todos los libros pueden dividirse en dos clases: libros del momento y libros de todo momento”, pensaba el crítico inglés Ruskin, y “No es un cuento —los orígenes—” huele a vocación de perdurabilidad. Con estas mimbres, la elección de un marco temporal e histórico no es baladí, y Mari Carmen Bonilla apuesta por la convulsión como escenario para su debut literario: la España de la Guerra Civil y el régimen franquista, la Europa y el Japón de la Segunda Guerra Mundial... Algunos de los grandes hitos de un siglo XX que, entre muchos logros, sembró también sobrecogedores fracasos en el imaginario colectivo de Occidente. De otro lado, informa la novela un ansia de bien asumido romanticismo que trasluce el eje temático de la propuesta de esta autora natural de Jamilena pero que, acaso involuntariamente, ha seguido el ejemplo decimonónico de los grandes viajeros y, a fuerza de poner tierra de por medio entre su sombra y el paisaje de su patria chica, ha trazado su particular “grand tour”. Sí, es la potencia de los instintos, o lo que es lo mismo, la persecución cotidiana de la libertad y el hambre de felicidad que, entreveradas en una impostura goticista, se erige como “leitmotiv” de los románticos.

Todo ese bagaje de anhelos y experiencias personalísimas que conforman la biografía de Mari Carmen Bonilla Cámara sustenta, junto con sus quimeras, una obra cuya lectura —posible ya en varios idiomas— supone una más que afortunada elección y, además, promete continuidad en un futuro no muy lejano.