“Nos hermanaremos”

de Diario JAÉN para entablar lazos de conexión entre ambas ciudades

05 feb 2017 / 10:54 H.

Reside en una casa que construyó Muley Allí Ben Rached en 1511, un lugar repleto de historia que guarda un pasadizo secreto hacia la Alcazaba. Es un hogar con vida, repleto de jóvenes que beben de su sabiduría para recibir una exquisita formación. El historiador Alí Rausuni (Chaouen, 1943), toda una institución, llegó a ser concejal de Cultura durante doce años en el Ayuntamiento de su ciudad y a presidir la Asociación Dawa Islámica. Rodeado de libros que pasarán a formar parte del Archivo Municipal, un legado inmenso que prepara con esmero, recibe a la expedición de Diario JAÉN. Tiene la cortesía de no obligar a los invitados a descalzarse, práctica habitual en esta zona del norte de África, en el lugar en el que se servirá el té de media tarde. Se agradece. Un halo de misterio envuelve un ambiente en el que cada detalle sorprende, desde el patio de estilo andaluz central de la vivienda hasta la fuente pública de la que mana agua continuamente en su interior. La espera se hace corta. Alí Raisuni llega con su chilaba verde agua y su tarbush blanco y, uno a uno, saluda a los presentes. No da lugar a contestaciones ni cortesías. Su discurso, con un español bien pronunciado, empieza así: “Bienvenidos a esta ciudad. Estamos en el mismo barco, de tal forma que si alguien hace algo malo, nos hundimos todos. Estamos obligados a dar mano material a cada persona y, de la misma forma, nuestro corazón. La relación entre el hombre y Alá es privada”. Habla despacio, con pausas que no dan pie a intervenir. Y continúa: “No nos interesa. Lo que nos interesa es hacer lo posible para guardar la paz y el respeto. España y Marruecos han vivido momentos dulces y amargos. No hay ningún pueblo en el mundo que haya quedado en paz con sus vecinos e, incluso, dentro de los pueblos también ha habido fuego, pero hay que apagar los fuegos entre nosotros. Con el respeto tenemos que salvarnos del mal. Este mundo, cuando se termina, cada uno va a su destino; mientras tanto, tenemos que entendernos”.

Y, a partir de ahí, cuenta retazos de su historia y la de su tierra, la que conoce al dedillo gracias a ese afán autodidacta de estudiar el pasado para reflexionar sobre el presente y atisbar por dónde puede ir el futuro. Habla de la provincia jiennense, a la que conoce y de la que destaca el sorprendente mar de olivos. “Por cierto, el gramático más famoso en el mundo árabe es de Jaén”, expone. Se trata de Alfiya Ibn Malalek, un escritor de referencia en las escuelas marroquíes. Sobre la relación entre Jaén y Chaouen, asegura que se basa en un tema de pronunciación. Y pone un ejemplo: “Ana es un nombre de mujer en español y, en árabe, Ana significa ‘yo’”. Ahora bien, subraya que sí existe conexión cultural entre las dos provincias: “Hay que tener en cuenta que los manuscritos andalusíes de Jaén fueron traducidos al árabe. Es más, las obras de la poesía, la mística y la historia de los musulmanes de Jaén y de Andalucía se trajeron a Marruecos y están aquí”. Establecer lazos entre ambas es algo que le ilusiona. “Yo fui precursor de alrededor de diez hermanamientos entre Chaouen y otros municipios de países diferentes, por lo que sería interesante otro con Jaén”, expone.

Alí Raisuni, acostumbrado a viajar en los libros desde que tenía diez años, ganó prestigio y algo más de popularidad gracias a la visita del Rey de Marruecos, Mohammed VI, a su escuela durante el tan reclamado recorrido que realizó al norte de Marruecos. Dicen los lugareños que, desde entonces, los chaouníes creen más que nunca en las potencialidades turísticas de su ciudad.

El historiador marroquí habla de las bondades de los dos parques naturales que rodean a Chefchaouen, Talassemtane y Bouhache, y de iniciativas por las que lucha el Ayuntamiento a corto y medio plazo. Una de ellas consiste en la construcción de un teleférico con dieciséis kilómetros de recorrido que llegue hasta Aksu. También está en marcha la creación de la primera Universidad de Medicina Alternativa en el mundo árabe, para lo que existe una búsqueda incesante de financiación. Sin embargo, uno de los retos principales es la construcción de una autovía o autopista que conecte con Tetuán y Fez. Las comunicaciones son la gran asignatura pendiente del norte de Marruecos. Viajar desde Tánger hasta Chaouen es toda una odisea. La carretera es propia de otros tiempos, con una línea continua en todo el recorrido que impide adelantar a un parque móvil anticuado y con ausencia de señalización. El Museo de la Dieta Mediterránea o la edificación de un complejo de esquí artificial generan grandes expectativas. “Cuando consigamos todo esto, tendremos futuro”, admite Raisuni. Y concluye: “Somos amigos de España, el vecino es más útil que un hermano en la lejanía”.