Pregón de Navidad en Jaén

“Desde esta tribuna gráfica, desde este periódico provincial que también pregona a Jaén por su cabecera y lo exalta por sus páginas, quiero pregonar la Navidad jaenera adorando al Niño Jesús Jaén

23 dic 2018 / 12:38 H.

Evocando mi pregón de exaltación a la Navidad pronunciado en el teatro Infanta Leonor invitado por la Asociación Lola Torres aquella Navidad de 2008 donde con mi voz pronuncié lo que emanaba de mi corazón, el nacimiento del Niño Dios, la Epifanía. Y cante el final de aquel año exaltando al siguiente con recuerdos que eran estampas de Jaén, hoy recordando aquellas mis palabras, pregono la Navidad en Jaén y con mi jaenerismo al pueblo de Jaén por la humanidad, a los que vino Jesús a crear para el bien. Y como jaenero, mi amor a las tradiciones populares, cantando en mi Ciudad del Descenso la conmemoración en diciembre y enero del año 2018 y 2019, años que deseo a todo Jaén la felicidad que merecen por ser jaeneros y jiennenses, hijos del Santo Reino y ser vigías de nuestro campo de olivos, flor de la paz.

Por ello, hoy desde esta tribuna gráfica, desde este periódico provincial que también pregona a Jaén por su cabecera y lo exalta por sus páginas; desde esta publicación que me ofrecen sus dirigentes, quiero pregonar a la Navidad jaenera adorando a Emmanuel, a Niño Jesús Jaén.

Mateo dice: “Cuando nació Jesús en Belén de Judea, en tiempos del rey Herodes...”. Y Lucas: “Cuando ellos (José y María) estaban allí (en Belén), ella dio a luz a su hijo primogénito”. Pero los otros dos evangelistas, Marcos y Juan, presentan a Jesús como si hubiera nacido en Nazaret.

Al celebrar la Navidad cantamos todos los años en los Villancicos alrededor del pesebre donde nació Jesús, en Belén porque su familia estaba de paso en dicha Ciudad con motivo de un censo, lo que también pudo pasar en Jaén. Y de alguna forma, Jesús también nació en esta Ciudad de paso, a la que vino la Virgen en blanco cortejo y nos dejó a Jesús en la Santa Iglesia Catedral; en un monumento hecho para Él que en forma de reliquia como es el Santo Rostro de Cristo su Hijo nuestro Señor en la capilla mayor del templo catedralicio bajo la advocación de la Virgen de la Asunción que es también el simbólico pesebre jaenero donde nació Dios.

Ante lo dicho, según los Evangelistas y crónicas que hacen cierto lo que ocurrió y celebramos, recordando a Belén, el pequeño Pueblo entre las aldeas de Judá, de donde procedía el rey David, pregono la Navidad, anuncio en voz alta lo que va a acontecer en las iglesias, conventos, casas y pisos de la Capital del Santo Reino como en su Provincia, España y en Universo con alguna excepción. Pregono el nacimiento del que dominaría de manera espiritual Israel... al que gobernaría al mundo con amor y fraternidad desde los muchos belenes que podremos ver en Jaén, viviendo esta costumbre, nacida en la nochebuena de 1223 cuando San Francisco de Asís, en una cueva próxima a la ermita de Greccio (Italia) escenificó el nacimiento de Cristo con animales, celebrando una misa nocturna acompañada de una representación de la escena del nacimiento mediante un pesebre entre un buey y un asno que calentaban con su aliento al Niño y a sus padres María y José. Desde entonces los jaeneros como los pastores que estaban cerca de Belén, también acudimos a adorar a Jesús al oír la voz del Ángel y la gloria del Señor que nos envolverán otra vez con luz diciéndonos: “Hoy ha nacido en la ciudad de David un Salvador que es Cristo, el Señor”. Desde los barrios, buscando los belenes en iglesias, conventos, cofradías, instituciones, casas y pisos iremos los jaenero y los venidos de fuera, cantando al son de zambombas, platillos, castañuelas, carracas panderetas las letras que escribieron nuestros mayores, en forma de villancico diciendo: “al quiriqui qui, al quiriqui cuando, de aquí no me voy sin el aguinaldo”; el villancico que cantaremos en las puertas de los hoy edificios que un ayer fueron casas de fachadas blancas con macetas de bellas flores en sus balcones y ventanas hasta que nos abran e inviten a anís y mantecados que si son de los antiguos de Tirado (anís la Magdalena) y de Chinchilla (mantecados San José) mejor.

Y por las calles de la Capital del Santo Reino no tan iluminadas, como este año, excepcionalmente la Carrera y otras con colorido navideño; recordaremos también los años cincuenta en la Posada El León en la plaza Deán Mazas, también en la plaza de las Palmera, donde las familias gitanas cantando y bebiendo aguardiente entre alfajores y polvorones, daban alegría y hacían nochebuena con villancicos de Jaén. Típicas estampas jaeneras como aquella fachada de Tejidos Gangas y muchos escaparates de comercios, adornados de Navidad, presentados al concurso que convocaba la Cámara de Comercio; puestos de zambombas, carrascas y platillos en la plaza de Las Palmeras, en La Carrera y en el Mercado de Abastos junto a las flores de Navidad; pastores y ganaderos venidos de los ejidos y campos cercanos, hombres y mujeres conduciendo con una vara, por las vías urbanas de la Capital aquellas parvas de pavos criados para ser alimento la noche de Navidad. Días, tardes y noches rebosantes de jaeneros y música al ritmo de los villancicos populares interpretados en nuestro tiempo, entre otros por el grupo Panaceite escucharemos conciertos itinerantes que nos sorprenderán los cantados en barrios e iglesias. Y cuando la noche se hace Navidad, esta Nochebuena participaremos en la “Misa del Gallo”; misa instaurada por el Papa Sixto III en el siglo V como vigilia nocturna; arraigada costumbre en la Catedral de Jaén y que celebrarán los jaeneros en sus respectivas parroquias como en la de Belén y San Roque donde está el misterio escultórico más natural de Jaén y donde el Niño Dios esa noche ha nacido, dirán más de un villancico; melodía de Navidad que entre otros cantaremos en la plaza Virgen de la Paz. Entrañables fiestas rebosantes de música al ritmo de villancicos populares. La Navidad que en la calle, al sonido de zambombas y panderetas, será igual a la de todos los años, a la Navidad que las familias vivirán con amor entre abuelos, padres e hijos, nietos, tíos y sobrinos y primos recibiendo a vecinos y a amigos en fraternidad. La Navidad que he pregonado con mis mejores deseos de paz y felicidad para todos, mujeres y hombres de buena voluntad, con la seguridad de que ha de ser el comienzo del camino que iluminado por una estrella de las que lucen en la bóveda celeste de esta Ciudad, que nos llevará al lucero más brillante, como los días navideños en que nuestros corazones, siendo como niños a la espera de los reyes magos que vendrán a cada hogar, a dejar como en el portal de Belén: Oro, Incienso y Mirra, tres regalos que han de ser el buen fin y mejor comienzo de 2019 año que ha de ser en Jaén, de superación.