Revuelto de collejas con huevo y jamón

19 mar 2017 / 11:24 H.

La colleja (Silene vulgaris) es una planta de la región mediterránea que es consumida como verdura y se encuentra en sembrados y terrenos de poca labor. Posee una textura muy fina, hasta el punto de que se puede consumir cruda o con una leve cocción. Su uso como verdura tradicional se ha ido perdiendo por tener una preparación bastante laboriosa, ya que hay que separar las hojas del tallo una a una. Podemos encontrarlas a primeros de marzo y hasta finales de abril. Debido a que hoy los campos están fumigados, mi suegro y otras muchas personas optan por tener cultivos propios. Así que, en casa las comemos con más tranquilidad y el tiempo que le dedicamos a su elaboración vale la pena. Mi madre cuenta que en época de escasez buscaban las collejas por todos los campos, pues era una verdura muy preciada en aquellos tiempos. Hoy, con esta receta, quiero hacer tributo a esas costumbres y agradecer que gente como mi suegro no dejen que caigan en el olvido. ¡Gracias, Pepe!

Elaboración

INGREDIENTES.

Un buen manojo de collejas, ajos o cebolleta, jamón o panceta en taquitos, 1 huevo, aceite de oliva virgen extra (AOVE) y sal.

RELLENO Y DECORACIÓN.

Limpiar las collejas, separando las hojas una a una del tallo. Los tallos tiernos también se pueden consumir. Poner una cacerola con agua y una pizca de sal a hervir. Introducir las hojas y cocer un minuto. Escurrir. Para usar este proceso, debes tener en cuenta que debes poner mucha cantidad, porque luego reduce y se queda en casi nada.

Si la colleja es muy tierna, yo no la cuezo. Directamente frío los ajos o la cebolleta en una sartén con un poco de aceite de oliva. Cuando dore un poquito, añadir el jamón o la panceta. Introducir las collejas inmediatamente. Echar bastante cantidad, removiendo para que se impregnen en el aceite. Freír durante varios minutos. Añadir el huevo y mover hasta que cuaje. Otra opción es freír el huevo aparte y servir encima de las collejas.

Consejo: la colleja es una verdura con un sabor muy fino. Prueba a prepararla en tortilla, esparragadas, en revuelto, en potajes,... Cualquier receta en la que se usa la espinaca, puedes cambiarla por las collejas. ¡Te sorprenderás! También puedes congelarlas cociéndolas levemente o crudas. Se conservan perfectamente durante seis meses.