Una historia “de cine”

Luis Tosar y Eduard Fernández protagonizan “1898. Los últimos de Filipinas”. Una superproducción que, con una inversión de seis millones de euros, relata la gesta de Baler y los últimos días del imperio español

11 dic 2016 / 11:23 H.

Hay hombres que quieren medallas y otros que quieren volver”. Con ese lema se promociona “1898. Los últimos de Filipinas”, la película que el 2 de diciembre se estrenó en cines de todo el país y que se basa en la gesta de Baler. “Dos amigos míos, Miguel Leiva y Miguel Ángel López, fueron los asesores de la producción y del director, Salvador Calvo”, explica Enrique Castillo, descendiente de uno de los soldados españoles.

Producida por Enrique Cerezo P. C., CIPI Cinematográfica y Televisión Española con un presupuesto de 6 millones de euros —una cifra que habla de la firme apuesta por la superproducción española, puesto que la media nacional ronda los 1,5—, la película está dirigida por Salvador Calvo, un habitual de series como “Los nuestros”, “Sin tetas no hay paraíso” o “Los misterios de Laura”.

En cuanto al elenco de actores, cuenta entre sus filas con Luis Tosar, Eduard Fernández, Javier Gutiérrez, Álvaro Cervantes, Carlos Hipólito, Ricardo Gómez y Karra Elejalde. El guion corre a cargo de Alejandro Hernández y se basa en diversos textos sobre el Sitio de Baler, sobre todo los del propio Martín Cerezo, jefe del destacamento, interpretado por Tosar. El rodaje transcurrió entre Guinea Ecuatorial, Tenerife y Gran Canaria.

“Ya he visto la película en tres ocasiones. La primera fue durante la premiére, y las otras dos aquí en Jaén. La verdad es que está bien hecha y cuenta con unos paisajes maravillosos”, explica Castillo. Eso sí, en su opinión y, destaca, la de otra mucha gente, el título debería haber sido otro: “La película narra muchas de las cuestiones que pasaron en el sitio de Baler, pero el 70 por ciento está más centrado en los últimos días del imperio”. Aun así, reconoce que el que no conoce la historia seguramente salga encantado de los cines: “Pero para los que la sentimos nuestra, nos faltan muchas cosas”.

Como dato curioso, destaca el hecho de que se reprodujo la iglesia de Baler “con el patio al otro lado”. Hubo otros dos intentos de resucitar a los últimos de Filipinas: un proyecto que promovió el actor Sancho Gracia hace unos 20 años y un guion de José Luis Garci y Juan Manuel de Prada, que quedaron en el cajón.

“Nuestro país es riquísimo en historias, pero muchas no se pueden contar en cine por el coste astronómico que tendrían”, subrayó Cerezo. Además, defendió la necesidad de cine de género y de proyectos económicamente ambiciosos: “Los estadounidenses con las historias españolas habrían sacado millones de películas. Y esta es magnífica. Había miles de kilómetros entre Filipinas y España, pero era la reina regente la que controlaba aquel país; los políticos de la época eran un desastre y no se ponían de acuerdo en nada, y de repente surgen 50 tíos que se meten en una iglesia para defender su patria sin saber que aquello ya no era español. Y la película sirve también para recordar a la gente que España será lo que sea, pero fue un imperio, la historia no se la puede quitar nadie. En España no se ponía el sol”.

Un espectador de lujo

La primera película sobre “Los últimos de filipinas” tenía un corte glorioso-franquista. Dirigida en 1945 por Antonio Román, contó entre su equipo con Fernando Rey y Tony Leblanc. La historia parte de guiones radiofónicos de Enrique Llovet, Enrique Alfonso Barcones y Rafael Sánchez. El filme fue premiado con los galardones del Círculo de Escritores Cinematográficos a la mejor película, al mejor director y al mejor actor principal (Armando Calvo). “Mi bisabuelo fue invitado al estreno de la obra, y la verdad que, aunque reconoció que tenía algunos fallos, también es cierto que se identificaba bien”, recuerda Enrique Castillo.

Grandes diferencias

La película de Antonio Román hablaba de lo heroicos que fueron los españoles en Baler y de cómo no se rindieron nunca, como sí hizo, por contra, España. En el caso del filme que recientemente se ha estrenado en los cines de todo el país se habla de la pérdida del imperio y de lo absurdas que son las guerras, de cómo todas las partes pierden al final, según explica el director de la película, Salvador Calvo. “Está bien que con películas de este tipo el cine español salga un poco de lo que son sus interiores, de sus habitaciones cerradas y de las que son historias habituales”, añade.