Una “vida relajada” en Berlín

Nació en Sáhara, creció en Jaén y, como tantos Erasmus, se enamoró de Alemania, donde vivió su experiencia internacional como becario de la UJA y en el que decidió ampliar estudios financieros y sueña con trabajar en Asia

29 abr 2018 / 10:53 H.

Ahmed Troyano —Ahmeh Hach antes de convertirse en un jiennense más— es un saharaui de cuna que, a sus cuatro años, encontró una “maravillosa familia española, humilde, honesta y llena de amor” que le procuró un hogar feliz y una formación humana y educativa envidiable. Sumó, así, a sus progenitores biológicos unos padres adoptivos y a sus seis hermanos africanos, otros tres del Santo Reino. Una preciosa historia protagonizada por la solidaridad y por una gratitud —la de su protagonista— capaz de conmover al más pintado.

Su infancia, dice, fue “de cuento”, y valora su paso por el colegio Peñamefécit como una gran experiencia gracias a sus “buenos profesores” y a los primeros amigos, un grato recuerdo que se extiende también a sus años de estudiante en el instituto Auringis, donde encontró a muchos de sus actuales compañeros de camino. Responsable y conocedor de la oportunidad que el destino le concedió en su día, aprovechó el tiempo y, en la Universidad jiennense, encontró la horma académica de su zapato: las finanzas. Una elección que lo llevó, el tercer año de carrera, a convertirse en Erasmus en Frankfurt del Oder, en la frontera germano-polaca, a cuatro pasos del Berlín natal de Marlene Dietrich. “Fue mi mejor año, aprendí a ser un adulto de verdad, a valerme por mí mismo, a relacionarme con gente de todo el mundo y a disfrutar de lo bueno de la vida”, dice Troyano. Sí, para este argelino-jiennense-berlinés —que sueña con la Asia más potente como escenario de sus éxitos profesionales—, la ciudad del muro significa lo que para Fray Luis de León la quimera geográfica de su más célebre poema: “Qué descansada vida / la del que huye del mundanal ruido / y busca la escondida / senda por donde han ido / los pocos sabios que en el mundo han sido”//. Así lo ve, y así lo expresa: “Berlín es una ciudad como ninguna, que combina historia, libertad, tolerancia, arte y, por otro lado, capital, potencia económica y nido de grandes empresas” —la vocación es la vocación—. Tanto la ama, que no le ahorra elogios: “Mi vida aquí es simple y relajada, trabajo dos días en un servicio de limpieza y el salario me permite vivir cómodamente, viajar y alguna que otra cerveza”. Incluso, asegura, la capital alemana le ofrece una cotidianidad “bien distinta a la ajetreada vida jiennense”.

Sin embargo, el amor a su tierra adoptiva no decae: “Recuerdo con cariño mi último año en Jaén, especialmente los últimos seis meses”. Y ello a pesar de que, en aquel tiempo, su agenda no estaba, precisamente, en blanco: “Tenía que compaginar exámenes de la Universidad, trabajar desde la mañana hasta la noche como socorrista de piscina y el Pub LaSanta, como camarero”. “Meses duros” que le permitieron ahorrar y disfrutar de una situación actual que celebra.

No estudia menos ni puede vivir sin trabajar, pero sabe que el esfuerzo de hoy es el camino que lo conducirá hacia su sueño, y está dispuesto a conseguirlo: “He decidido especializarme en los campos de Finanzas de empresa, Inversión y Mercados capitales e Informática aplicadas a la economía, y para ello no había mejor oportunidad que aquí, en Alemania”. Cambió las aulas de Las Lagunillas por las de la Universidad Viadrina —“entre las diez mejores instituciones académicas germanas en el campo de la economía”— y no se ha arrepentido, ni mucho menos. Su rutina, ir a clase, estudiar idiomas, acrecentar sus conocimientos en inversión privada de manera autónoma, trabajar y pasar el tiempo libre con sus compañeros de piso. Ah, y empaparse de “la maravillosa ciudad de Berlín”.

planes de futuro

“Mi futuro es incierto, pero lleno de ambición”. Así habla de los tiempos venideros Ahmed Troyano desde Berlín. Dice que su “plan, a corto plazo, es encontrar unas prácticas de empresa en la ciudad”: “Quiero mudare allí, definitivamente, con Lorena, mi chica”. Y añade: “Si miramos a un más medio plazo, tengo la vista puesta en grandes ciudades asiáticas como Hong Kong, Singapur, Seúl o en países entre los que están India y Japón. Tengo muchas ganas de ver, personalmente, el funcionamineto económico de esas potencias capitalistas mundiales, así como su interesante cultura”. A todo ello suma su impresión de que acumular experiencia laboral en esos lugares “sería una ventaja competitiva”. Entretanto, asegura, perderse por las calles berlinesas y “sus abarrotados parques cuando salen los rayos de sol” es su plan inmediato en la capital alemana.

ciudad histórica

Situada al noreste de Alemania, la capital del país cuenta con varios ríos y es la ciudad con mayor número de habitantes tanto de la propia Alemania como de Europa central. Su fundación, que data del siglo XIII, la convierte en un lugar cargado de historia, antigua capital del reino prusiano, la república de Weimar y de la Alemania nazi. Precisamente, gran parte de la celebridad de la ciudad procede de este periodo del siglo XX, centuria en la que también se erigió el tristemente famoso muro de Berlín, que separaba el territorio urbano en dos partes y que, definitivamente, cayó en 1989, todo un hito histórico. Espacio propicio al teatro y la ópera, cuenta con soberbios edificios destinados para estas actividades y con una vida cultural y social riquísima, que la convierten en un atractivo punto de destino para miles de turistas cada año.

de los campos de refugiados del sáhara occidental a la puerta de brandeburgo
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La existencia de Ahmed Troyano comenzó en mitad del desierto de Argelia. De ahí a su vida actual, el salto ha sido espectacular. Ganó otra familia, que unió a su ascendencia africana, y, a día de hoy, sus seis hermanos saharauis son, también, ciudadanos de la Tierra, como el mismo Troyano asegura: “Están repartidos por todo el mundo, en Cuba, Alemania, España, Francia y en campamentos”. Habla con cariño de sus tres hermanos españoles: Manu —del que destaca sus sabios consejos —; María José —que derrocha “paz y amor”, y Fran — de quien resalta su apoyo incondicional—. Hacia sus padres adoptivos, Manolo y Antonia, se deshace en elogios: “Mi padre es la sabiduría y el saber estar y mi madre, la fortaleza y el cariño”. Y añade: “Me han dado una oportunidad de vivir, de estudiar y de tener lo que me ha faltado y más, un gesto que no podría devolverles ni en mil vidas”, afirma, muy agradecido. También tiene buenas palabras para sus cuñados, y hacia sus sobrinos Guillermo, Hugo, Mario, Paula, Sofía, Miriam y Alberto.

tiempos pasados
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Recuerda Ahmed Troyano con cariño y nostalgia a muchos de sus amigos jiennenses. Con ellos vivió momentos inolvidables, disfrutó y compartió sana amistad y camaradería. En la fotografía de la izquierda, precisamente, Troyano y su “cuadrilla” se divierten y toman un refresco. Una imagen para la memoria.

en familia
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De la boca de Troyano solo salen buenas palabras cuando se trata de recordar a la familia que le dio una nueva vida en Jaén. Sus padres, sus hermanos y cuñados, sus sobrinos... Todos forman un conjunto imprescindible en la vida del protagonista de esta sección, y su recuerdo lo acompaña cada día en su aventura alemana.

enamorado
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Lorena, su chica, le aporta estabilidad y equilibrio emocional, entre otras muchas cosas. No concibe el futuro sin su complicidad, y con ella cuenta para sus mejores sueños, que pasan por conquistar el mundo de las finanzas bien en Alemania o en tierras asiáticas. Ahmed Troyano está lejos, pero muy bien acompañado.

en el mítico muro
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Lorena y Ahmed posan durante la primera visita que ella realizó al legendario muro berlinés, acaso el elemento histórico más célebre de la ciudad y que, durante décadas, la dividió en dos partes hasta su caída, que supuso uno de los acontecimientos históricos de finales del siglo XX y simbolizó una nueva era de entendimiento.