La lluvia no apaga el clamor de la lucha por las pensiones

Es un derecho”. Estas fueron las palabras más repetidas por el medio millar de jubilados que se concentró en la Plaza del Ayuntamiento para exigir una vida digna y protestar por lo que consideran una “subida muy escasa” de las pensiones. También Antonio Ángel Pérez, miembro de la Plataforma local por la Defensa de las Pensiones, añadió: “Se ofrecieron datos sobre la situación laboral y el estado de las pensiones, tanto provincial como en la ciudad”. Ante este escenario, Pérez anunció que, desgraciadamente, no será la última concentración. “Con esta no tenemos la certeza de que vayamos a cambiar nada, por lo que se convocarán aún más concentraciones”, hizo hincapié el responsable sobre una situación que persigue la consecución de un objetivo claro, “cambiar la actitud” del Gobierno de Mariano Rajoy.

En este sentido, Pérez se alegró de “ver caras jóvenes” entre la gran multitud que clamó en una dirección, la de dignificar las pensiones. “Hubo adolescentes y personas jóvenes, pero lejanas a la edad de jubilación, que rondan los cuarenta años. Además, como es natural, de los jubilados, que son los que en la actualidad son beneficiarios de las pensiones”, apuntó la responsable que, además, espera ver más “espíritus jóvenes” en futuras concentraciones, ya que, tal y como señaló: “No pedimos que arreglen las pensiones que hay en este momento, sino que se genere un gran sistema que permita a todos poder disfrutar en el futuro de ese derecho que tiene”. “Lo que pedimos son derechos y realidades, para nada queremos privilegios”, subrayó el responsable.

Por este motivo, una gran marea de manifestantes y pancartas, que ni siquiera la lluvia pudo “apagar”, se unió para defender el futuro de un sistema que garantice un nivel de vida digno cuando los trabajadores alcancen la edad de jubilación.

La protesta alcanza tres grandes bloques. El económico, por un lado, exige, entre otras muchas cosas, que las pensiones se contemplen como un derecho constitucional y que se restablezca la jubilación ordinaria a los sesenta y cinco años. El colectivo hace hincapié, sobre todo, en que exista una pensión mínima de mil ochenta euros para garantizar un nivel de vida digno, como refleja la Carta Social Europea. Finalmente, el social pretende la paulatina reducción de la brecha entre los dos sexos.