La Plaza de la Constitución, un referente linarense

Se le conoce coloquialmente como “Fuente de la Paloma” y es lugar de paso hacia el Paseo

07 dic 2018 / 11:37 H.

Una estatua de mujer representa la Constitución. Esta conocida escultura se sitúa en la plaza del mismo nombre y fue uno de los primeros homenajes que se hicieron a la Carta Magna. Se trata de una fuente circular con varios chorros que se dirigen hacia el centro, donde está colocada una peana de mármol y, sobre ella, la escultura: un cuerpo de mujer con las ropas en movimiento por la brisa, las manos levantadas y, en ellas, una paloma con las alas desplegadas, que alza el vuelo.

Fue en el año 1981 cuando se instaló, con Julián Jiménez como alcalde de Linares. El escultor encargado de su realización fue el extremeño Diego Garrido Adame, que quiso representar la Constitución con un cuerpo de mujer. Su inauguración no se hizo el 6 de diciembre, ya que, aunque estaba prevista, no pudo terminarse la instalación para ese día, sino unos quince después.

En documentos de la época se encuentra una entrevista al autor que explica el sentido de la escultura, hecha en bronce, con una altura de 2’80 metros aproximadamente. Eligió un cuerpo de mujer para representar la fecundidad de la Constitución, pero quiso descartar una postura estática, por eso añadió ese paso armonioso con el movimiento de la túnica, como proyección hacia el futuro. En las manos, la paloma, que representa la paz y la libertad. El autor quiso completar el sentido de la obra con el agua de la fuente, como principio de vida. Durante la inauguración, se soltaron 169 palomas, una por cada artículo. Está ubicada en un sitio estratégico como es el centro de la plaza, que da entrada al transitado Paseo de Linarejos. En la actualidad, no solo es un símbolo de la ciudad, si no que es un lugar de encuentro muy usual, un sitio donde quedar y encontrarse con los amigos. No es extraño ver a menudo a personas sentadas en la fuente esperando o simplemente pasando el rato. Los niños suelen jugar alrededor o comer sus meriendas o golosinas durante la tarde. En primavera y verano es cuando más afluencia de público hay, pero cobra un sentido especial durante la Real Feria y Fiestas de San Agustín. En estas fechas señaladas para la ciudad, se colocaba el arco de feria cada año en esta plaza, ya que era la entrada al recinto ferial. El Paseo se llenaba de casetas y puestos de venta, que se veían repletos de gente durante el mediodía y las noches de feria. Tras la realización de un aparcamiento subterráneo en la plaza, hubo que sustituir la fuente por una más pequeña, ya que el peso era demasiado y había peligro de derrumbe. El alumbrado ferial dejó de instalarse durante un tiempo, ya que se inauguró el nuevo Recinto Ferial, un poco mas alejado. Pero, hace pocos años que se retomó esta tradición y, aunque de forma mas humilde, la plaza vuelve a lucir.