Lluvia de emociones con El Resucitado y Amor Hermoso

El riesgo de precipitaciones hace que se recorte el recorrido procesional

22 abr 2019 / 16:12 H.

Al principio, el último día de la Semana Santa linarense generaba algunas dudas, ya que el cielo seguía oscurecido a primera hora de la mañana, pero hubo suerte. La hermandad que pone el broche final a esta celebración tenía todo preparado para la realización de su estación de penitencia. Nuestro Señor Jesucristo en el Misterio de su Gloriosa Resurrección y Nuestra Madre y Señora del Amor Hermoso en su Inmaculada Concepción salían desde la Parroquia de Santa Bárbara a las diez de la mañana. Tras deliberar la Junta de Gobierno de la Hermandad y en vista de las dificultades que se les presentaron a sus compañeros de sede canónica, el Descendimiento, decidieron salir reduciendo el recorrido previsto. De esta forma, cuando pasaron la Carrera Oficial, se dirigieron directamente por la calle Gumersindo Azcárate hacia su templo.

En esta ocasión, el paso de Misterio estrenaba el dorado de la parte trasera del canasto y los romanos sus plumas. En la Virgen, un nuevo rosario de oro y saya. Los acólitos estrenaban también las dalmáticas.

Acompañaba al Señor la Agrupación Musical Nuestro Padre Jesús de la Pasión, que este año también ha acompañado a imágenes de gran calado en la ciudad sevillana. La Virgen era bailada gracias a los sones de la Sociedad Filarmónica María Inmaculada, también de Linares.

Entre los puntos a destacar en el recorrido, la hermandad se caracteriza por su parada realizada en el Parque de Bomberos. Allí, los efectivos alzan sus grúas para realizar desde las mismas una petalada. El lugar se llena de gente para vislumbrar la bonita estampa. La saetera Nazareth Romero también realiza su oración cantada en este lugar. Afortunadamente, la lluvia no arrancó durante todo el recorrido, a pesar del nublado del cielo. De esta forma, la cofradía pudo realizar su estación de penitencia sin altercado alguno, aunque mirando al cielo por la nubosidad. Termina una Semana Santa un tanto inusual y con un sabor de boca un tanto amargo, por la meteorología tan desfavorable.