100 años con bomberos

13 mar 2018 / 09:07 H.

La vida está llena de coincidencias, de detalles y aconteceres que te traen viejas evocaciones de la niñez, como esta de saber que el cuerpo de Bomberos del Ayuntamiento de Jaén cumplió su primer centenario. Fue creado en 1918, justo 20 años antes de que yo naciera. Esto quiere decir que aquellos bomberos de mi infancia, que recorrían nuestras calles en un raro furgón a toque de campanilla para avisar de su paso, eran apenas algo más que unos adolescentes. Entonces yo no lo sabía ni podía adivinarlo viendo —como veía— sus maneras de trabajar a la hora de sofocar los incendios que eran más frecuentes que ahora en nuestra ciudad. Incendios caseros cotidianos, porque se guisaba con leña y las chimeneas se iban cegando con un hollín que terminaba por arder. Era raro el día que, desde la calle, no se veía arder una de aquellas chimeneas y a los bomberos apagando el fuego con celeridad y eficacia. Aquella era una estampa familiar.

De la eficiencia del cuerpo de Bomberos de Jaén se habla muchas veces, aunque menos de las que estos arriesgados hombres merecen. Sin embargo, poco se ha dicho y escrito del hombre que se empeñó en crearlo y no cejó hasta conseguirlo. Fue un jiennense, Pedro Huesa Pérez, nacido en 1887. Un hombre que ingresó en 1917 en el Ayuntamiento como oficial técnico de maquinaria y alumbrado y, un año después, siguiendo su propia iniciativa, consiguió crear el primer cuerpo de Bomberos de nuestra ciudad. No recibió ninguna compensación económica por este logro, aunque, con el tiempo, fue considerado empleado ejemplar del Ayuntamiento. Ejerció otros trabajos, como profesor de mecánica y construcción de la Escuela de Trabajo, de la que llegó a ser director, y presidente del Patronato de Formación Profesional Técnica. El nombre de Pedro Huesa Pérez figura en una calle del barrio de la Glorieta. Murió en 1947. Yo no lo conocí, pero sí tuve amistad con su único hijo, Pedro.

Hubo una época en que tuve relación de amistad con algunos de aquellos bomberos, ya veteranos, como Juan Huertas, el padre de Rafa y Juan —jugadores que fueron del Real Jaén—, a quien, junto a Mariano, otro bombero muy popular, yo “convertía” en Reyes Magos en las Navidades de Tejidos Gangas, y Ramón Quesada “Sabino”, conocido como “el bombero torero”. Todos ellos excelentes personas y grandes profesionales a los que recuerdo con mucho afecto.