2018 y el inicio de otra época

02 ene 2018 / 08:20 H.

Los sociólogos mantienen diversas teorías sobre el inicio del siglo XXI, un siglo aún difícil de digerir. De hecho hay mucha gente aún, que cuando se refieren al siglo pasado, están pensando en el siglo XIX y no el XX, las mismas personas a las que este siglo aún se le resiste, y los cambios le resultan incomprensibles. Algunos sitúan el inicio del nuevo siglo en la caída del muro de Berlín, otros en el 2002 con la instauración del euro en la Unión Europea. Algunos lo sitúan en el inicio de la crisis económica del 2008 y otros en el apagón analógico del 2005. Lo cierto es que este siglo empieza ya a darnos muestras de por dónde irá el desarrollo y el Progreso humano, aunque esos indicios nos apunten una realidad social que no nos gusta demasiado y en la que tendremos que empezar a jugar la partida con otras reglas, algunas que aún no conocemos y por eso la partida se nos hace difícil.

Al incipiente siglo XXI se le ha denominado de muchas formas, la sociedad de la información, la sociedad del conocimiento, del aprendizaje, de la digitalización y las redes sociales, la sociedad del cambio climático y el genoma humano, aunque algunos de estos cambios y estos nombres los veníamos experimentando y oyendo ya desde las últimas décadas del XX. Así, aunque los sociólogos no tengan aún una denominación común para definir a esta nueva era, lo cierto es que tendremos que ir dando nombre a la sociedad postcrisis que iniciamos en este 2018, porque independiente de que la salida de la crisis no esta siendo igual para todo el mundo y ha dejado a millones de trabajadores y familias pobres, que nunca recuperarán el poder adquisitivo que alcanzaron a finales del XX, la crisis económica del 2008 está iniciando una nueva andadura de recuperación económica y nos ha dejado en una sociedad radicalmente diferente a la quedo atrás en el siglo XX.

Con 2018 iniciamos una nueva etapa postcrisis, con muchas incertidumbres, pero con algunas certezas. La más holística es quizás, Que sabiendo que nada volverá a ser como antes, tenemos la responsabilidad de analizar y comprender los cambios generacionales, políticos y económicos que estamos viviendo, para no quedarnos atrás y poner lo mejor de nosotros mismos en la conquista de una nueva sociedad, si cabe mejor. La riqueza del conocimiento que hemos acumulado durante siglos, nos tiene que llevar como a los hombres y mujeres del renacimiento a liderar una sociedad nueva, capaz de colocarnos en la vanguardia del Arte, la investigación, o la convivencia en paz.

Comprender mejor nuestra sociedad, es también estar preparados para los cambios y observar los valores y actitudes de las generaciones más jóvenes, a los que por ejemplo el mundo se les ha quedado pequeño y desean no sólo trabajar, sino trabajar en aquello que les satisface. Por eso prefieren hacerlo en proyectos concretos con los se sienten identificados y sus aspiraciones mayoritarias no son estar vinculados con un empleador durante toda su vida. A todos estos cambios tendremos que estar atentos este año 2018, con el que empezamos a superar la década perdida de la crisis. En España está claro, que nos toca afrontar de cara algunos de los problemas sin resolver que tenemos sobre la mesa, como el problema territorial, una reforma realista del mercado laboral, la revolución demográfica, la investigación y la estructura productiva, el deterioro medioambiental, etcétera. Pero si algo tengo claro en este cambio de ser, es que la política en estos momentos por si sola, es incapaz de dar soluciones a los retos que tenemos por delante. Necesitamos nuevas generaciones de líderes inteligentes, brillantes y capaces que no sólo están en los partidos políticos, sino en la universidad, la empresa, el arte, la administración, o el tercer sector. Este sería el pacto más inteligente que los poderes públicos nos podrían ofrecer, contar con el talento, la creatividad y la capacidad de todo el mundo.