A Pepe Márquez, fervor y devoción

Se jubila después de 48 años de servicio, una figura clave para la sociedad de Jaén, José Márquez Alcántara >> Seguirá vinculado al Consejo Rector de la Caja Rural, formando equipo con García-Lomas y Acisclo, pero deja atrás una vida pletórica

01 jul 2018 / 11:15 H.

Escribía Gardel una canción maravillosa donde suspiraba con música de tango por una vida a un dulce recuerdo aferrada (“Volver con la frente marchita, las nieves del tiempo platearon mi sien, sentir que es un soplo la vida, que veinte años no es nada, que febril la mirada...”) y ese alma que se acomoda con piel y sentimientos a una nueva vida pletórica de paz interior podría ser la de Pepe Márquez, que dejó atrás los 20 y los 40 años en la Caja Rural y a dos años del medio siglo se jubila. Sí, se jubila.

Quién lo iba a decir, quién lo diría, pero sí, ya es oficial, desde el viernes José Márquez Alcántara ha dejado atrás una carrera de obstáculos con un único y primordial objetivo, el bien común y una inalterable identidad, personal e intransferible, así llovieran lunas, así tronaran soles, su pasión por Jaén, su fe inquebrantable en la gente de Jaén. Con Pepe Márquez, fervor y devoción a raudales, lo confieso abiertamente, sin requiebros y sin reparo alguno, que su constante apuesta por esta tierra merece un reconocimiento unánime, vaya por delante el de este humilde juntaletras en forma de escrito apresurado a unas horas de su salida de la única caja de Jaén, la única entidad financiera que mima las cosas de Jaén, la única empresa que reparte sus dividendos sociales en Jaén. Se le adivinaba desde el primer momento a Pepe que su camino era como el de Machado, no cansarse nunca de transitar por los difíciles vericuetos de la sociedad jiennense, no se puso metas, que su caminar solo buscaba la senda del entendimiento y la cordialidad, el afecto y la mano tendida; siempre la mano tendida a quien pudiera servirle de ayuda. Me regañará, con razón, si no digo que una entidad próspera y vigorosa como la Caja Rural no sería la misma sin la labor callada del director general y la mano firme del presidente, pero estarán conmigo que Pepe Márquez no se queda atrás con su trabajo de paciente y eficiente hormiga, siempre cabal al abrazo, siempre puntual a la sonrisa... Podría escribir mucho, por su mucho bien, pero solo le lanzo una petición: No nos pierdas de vista a los que siempre soñamos hacernos mayores con tu cercanía; nunca alcanzaremos tu sapiencia ni tu pedestal, reservado sólo a los grandes de Jaén, como tú, pero sí diremos con orgullo, cuando te veamos danzar por esos mundos nuestros: ¡Ése es mi amigo Pepe! Un abrazo grande, grande, y gracias, muchas gracias por todo lo que nos has dado y enseñado en estos 30 años que nos conocemos. Sé siempre feliz. Inmensamente feliz, querido Pepe.