A Zenobia de mi alma

    26 oct 2023 / 10:16 H.
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    Era culta, moderna, humanitaria, profesora y escritora con un papel trascendental en la edición de la poesía juanramoniana pero, ante todo, conocedora de la necesidad enfermiza que Juan Ramón Jiménez tenía de ella. Tras veintiún años de matrimonio, Zenobia Camprubí, a punto de cumplir los cincuenta, comienza a escribir un diario: un recuento desolador de los dos años que pasan en Cuba, tras estallar la guerra en 1936. Lo más triste para ella, el siempre viaje pospuesto a Estados Unidos para ver a su familia por los continuos impedimentos de él y será en 1951 cuando, estando en Puerto Rico, le descubran un cáncer de útero que acaba siendo brutal: quemada lentamente por un tratamiento erróneo ya que no quiso dejar solo a Juan Ramón. En 1956, el poeta recibe el Premio Nobel de Literatura pero su esposa ya no podía hablar; cuentan que susurró una canción de cuna y murió a los dos días (el 28 de octubre). Éste enloqueció de pena, tuvo que ser internado y no volvió a escribir. Falleció año y medio más tarde y en una pequeña libreta encontraron: “A Zenobia de mi alma, este último recuerdo de su Juan Ramón, que la adoró como a la mujer más completa del mundo y no pudo hacerla feliz”.

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