Agradecido, indignado
y aburrido

24 mar 2018 / 11:19 H.

Esa mezcla de sensaciones agridulces me acompaña estos días. Ya dije en su momento en un haiku que la amistad es el mejor patrimonio de la humanidad y el jueves por la noche, en carne propia, tuve la ocasión de comprobarlo en la Peña Flamenca de Jaén. Mientras tanto, la indignación me sube como la espuma al constatar, una vez más, el morrazo de Rajoy y toda la corte del faraón que se enroca con él. Tener la poca vergüenza de decir que la subida de las pensiones es la que es y que si se sale de los presupuestos no es posible, es de nota. Como si el rescate bancario que nos dejó en pelota picá a todos los paganinis lo hubieran tenido previsto; pero con estos granujas no lo dudaron y les pagaron con nuestros dineros hasta la última cebolla. Solo han devuelto un 5% y parece que ahí se va a quedar la cosa, mientras que nos restriegan en las informaciones sus ganancias pingües. El sopor me lo produce el Procés de marras, quÉ coñazo, cuánto paripé ramplón, cuántos ceporros con ínfulas de mando y que poco sentido de Estado. La tercera división se ha instalado en el poder y así nos luce el pelo, como el título del libro de Javier Marías: “Cuando los tontos mandan”.