Al PSOE, con sinceridad

04 dic 2018 / 11:52 H.

Ayer lunes una anciana octogenaria confesaba a su hijo: “Ayer fui a votar porque si no voto podrían mirar la lista y quitarme la paga”. Si no pensara en lo que siempre he pensado sobre el bipartidismo instaurado, que en el individuo coarta la última libertad humana, (poder elegir), no habría dado crédito a lo que escuché con cierta tristeza. Menudo varapalo han sufrido un gran número de votantes de izquierdas en Andalucía y, bien digo votantes. Sí, todos aquellos que son socialistas de corazón; porque realmente son, se sienten como siempre se han sentido a lo largo de su vida, ¡de izquierdas! A diferencia de aquellos que se autoproclaman de izquierdas y, utilizando las siglas de un partido obrero y la nobleza de quienes se sienten porque sí lo son los socialistas de corazón, ejercen la gobernanza de un país, una región, una ciudad o población comulgando y siendo fieles al sistema neoliberal que domina el mundo. ¿Dónde están los socialistas? De dolorosa vergüenza, la cara se les debería de caer por haber gobernado y gobernar de espaldas al socialismo y ejecutando políticas neoliberales o políticas dulcificadoras que allanaron y allanan la implantación del neoliberalismo. Por la memoria de mi padre: socialista de corazón. Habéis perdido la gobernanza de Andalucía y con ello consentido que los necios devalúen los valores por los que muchos socialistas de corazón lucharon y dieron hasta la vida... ¿Ahora qué? Gobernantes y dirigentes del partido con las siglas obreras: Durante cuarenta años vuestra arrogancia y ambición os ha cegado hasta el extremo de matricularos, año tras año, curso tras curso, en la escuela de burgueses buscando sacar la nota más alta. Incluso algunos haciendo Máster. No habrá olvido para los falsos burgueses, traidores a la decencia y dignidad obrera: que han legislado e incluso negociado y apañado; el desmantelamiento industrial, agrario, pesquero, ganadero, sanitario, educativo, reformas laborales, desahucios, etcétera. Al PSOE, con sinceridad: como demócrata me alegro de la derrota de vuestra nefasta gobernanza y me entristece el descalabro de la militancia de base. La grandeza de la democracia, más allá de la alternancia, consiste en gobernar por y para el pueblo y, por ende, gestionar los recursos públicos con la plenitud en la ética, velando siempre para que esta no sea quebrantada, ya que es esta la credibilidad y la existencia del pueblo soberano lo que el servidor público está gestionando. Siempre he pensado que para destronar el bipartidismo de este país de las Españas es necesario ese simple proceso biológico que lo culminará obrando la naturaleza y haciendo desaparecer el miedo. Cuando ha habido este viraje, debacle de la izquierda en los pilares de los pesos pesados, (los votantes de base), que lucharon en la dictadura por dignificar sus vidas sustentadas en tener trabajo, una sanidad pública de calidad, un techo sin goteras... y tener la conciencia tranquila de que esa seguridad no se la va a arrebatar nadie, y menos los suyos, pienso que cuanto menos los gobernantes y dirigentes ya están tardando en dimitir.