Alegato a la decencia

10 abr 2016 / 10:29 H.

Inconmovibles asistimos a un fenómeno social odiado, por unos y otros, que deshumaniza enteramente la persona. “Quiero pagar y no puedo” una frase cada vez más generalizada, un pecado social ante el cual cerramos los ojos. Quien está en la “abundancia” o por el contrario no ha vivido una situación continua de falta de medios que le permitan cumplir con sus compromisos adquiridos; difícilmente podrá entender a aquella persona que, por causa sobrevenida, no puede afrontar sus pagos en tiempo y forma y, empieza su acumulación de deudas en contra de su voluntad. Ciertamente ¿crees que quien sufre tal situación le gusta vivir así?. Es una indecencia, con absoluta carencia de moral y ética en la persona que juzga o cuestiona al despojado de recursos a la vez que reniega su legítima condición humana, su vida digna. ¡No! Hay qué hacer justicia. Justicia desde abajo: en un sistema podrido e injusto que fomenta la desigualdad y premia el canibalismo social que depreda los derechos y libertades de las personas, imponiendo ante todo, las obligaciones. ¡No! El imperio de la ley no ha de caer solo sobre la desgracia de la obligación: éste ha de ser ecuánime y tener el mismo peso con el derecho para evitar el éter explosivo de una patria hueca con un estado cónyuge, muerto, que genera millones de huérfanos.