Algo muy serio

09 may 2018 / 08:28 H.

La televisión es una máquina especialista en crear personajes de ficción. Son ídolos de barro que se hacen añicos en cuanto la pequeña pantalla les ha sacado el jugo y los abandona. Por lo que se ve, es el tipo de programas que prefieren los televidentes de este país de nuestras cuitas. Los que desnudan a las personas que se dejan querer por unos euros y por el ego de que los vean en la televisión. Personajes de escasa formación, exentos de escrúpulos y vergüenza, que tienen así su momento de gloria y, por poco tiempo, la mayoría son felices. Hay muchos tipos dentro de este género populachero. Unos se hacen famosos por unos días por su descarada y desinhibida forma de vivir y otros por ser hijos de mamá o de papá.

Francamente, a mí me llaman más la atención quienes quedan ofuscados y prendados de ellos que ellos mismos. Pero la gente tiene derecho a elegir sus preferencias. Para mí, aunque dicho con todo respeto como seres humanos que son, solo veo en ellos personajes de cartón. Otra cosa es la dimensión mediática que han adquirido algunos hijos e hijas de ciertos personajes famosos. Los hay que prefieren vivir su vida en el anonimato y los hay —gracias a Dios son los menos— que hace tiempo descubrieron un filón en esto de la prensa rosa y viven como pachás sin dar golpe, al menos, un golpe que denote cierta lucidez. He leído, nada menos que en la portada de una de estas revistas del corazón, que Kiko Rivera se retira de los escenarios por causa de una fuerte depresión. Sinceramente, lamento que una persona no se encuentre bien, pero ¿qué problema es que Kiko se retire de la canción? ¿Es que de verdad canta?

No creo que nadie haya sacado más tajada de las televisiones que los hijos de Isabel Pantoja, aunque los del otro Kiko, Matamoros, tampoco se quedan atrás. De verdad que no quiero faltarles el respeto, pero ¿es que Isabelita Pantoja merece la atención de miles de telespectadores? ¿Dónde está la enjundia de lo que dice o la ejemplaridad de lo que hace? Ha seguido la estela de su hermano Kiko, que descubrió el filón hace tiempo. Pues que les aproveche. Aunque quede claro que yo no soy de los que va a echar de menos que el hijo de la Pantoja deje de cantar. Solo le escuché, por curiosidad, la primera vez que lo hizo, y no cometeré el error de volver a hacerlo. Me recordó a Jesulín de Ubrique cuando también intentó aumentar su fama torera en el mundo de la canción.