Amado díptero

30 jun 2016 / 18:00 H.

No son pocos los que abominan a este interesante animalillo. Bicho de enjuto tamaño que fascina a propios y extraños con uno de los vuelos más soberbios del mundo animal y que despliega una extraordinaria visión periférica de casi 360 grados cuando el ingenuo cazador doméstico pretende sorprenderlo por la retaguardia. La mosca común arrastra una inmerecida fama y suele ser objeto nuestra ira y vilipendio cuando tan solo desea degustar nuestra epidermis con su probóscide, ese simple chupón suele generar una airada y torpe reacción que el insecto no tiene problemas en esquivar. Cierto es que puede funcionar como vector de algunas enfermedades como el tifus o el cólera y que tiene una prima que es considerada la peor plaga del olivar. Pero nadie suele pensar en los efectos positivos que tiene su presencia, por ejemplo, en la descomposición de los cadáveres o ejercitando nuestros reflejos. Aunque, sin duda, su mayor aportación a nuestro bienestar ha sido, a la postre, una de las mejores contribuciones españolas a la felicidad del género humano, la tapa. Pues sí, parece ser que uno de los posibles orígenes más aceptados de tan suculenta idea fue la acción de tapar el vaso de vino para que nuestro amado díptero no introdujera sus patitas en la bebida. Esa acción de tapar se realizaba con un platillo al que el amable posadero añadía alguna vianda o directamente se cubría con una loncha de jamón de la que el cliente daba buena cuenta. Y así hasta ahora, nada mejor que estas 4 letras para defender la Marca España o escribirlas precediendo la palabra bar si queremos que nuestro establecimiento se inunde de amables extranjeros que iniciarán sus peripecias en la lengua de Cervantes con este sugerente vocablo. De hecho, el Gobierno ha pedido que sea considerada Patrimonio de la Humanidad como homenaje a la universalidad de este invento español, petición a la que no creo que nadie se pueda oponer pero que albergará, seguramente, la injusticia de olvidar mencionar al artrópodo cuyas singulares capacidades de vuelo propiciaron la aparición de tan glorioso manjar.