Arte solidario

07 mar 2018 / 09:11 H.

En la tarde del pasado jueves, tras pasar revisión médica en el Centro de Diagnósticos, me quedó un poco de tiempo para hacer algo que hacía mucho que no había hecho: visitar una exposición de pintura. Fue mi entrañable amigo Gustavo Martínez quien me sugirió la idea. Nos acercamos a la sala de exposiciones del que fue Banco de España, donde nos recibió el encargado de la misma, mi amigo Tomás Fernández, un excelente dibujante. La autora de las obras expuestas es Matilde Galiano Bellón y su muestra es un alarde de arte solidario. “Sembrando esperanza” es el título que condensa el valor de las pinturas y la intención que lleva a su autora a donar lo que recaude para obras benéficas, sobre todo, para proporcionar estudios a los jóvenes, en tierras hispanoamericanas. Precisamente la temática versa sobre personajes nativos de las tierras bolivianas de Astilleros.

El calor humano que aquellas pinturas desprendían hacían confortable el ambiente de la sala, en contraste con la tarde de agua y viento que se vivía en la calle. Dio la causalidad de que, mientras disfrutábamos contemplando las pinturas, llegó la autora de las mismas, Matilde Galiano, acompañada de su esposo, Javier García. Charlamos y fui conociendo la ilusión que anima a esta mujer jiennense por ayudar a aquellas lejanas familias de Astilleros. Ella fue allí formando parte de una expedición del movimiento marista “Solidaridad, educación y desarrollo”, con la que su marido y ella están comprometidos. Y se trajo ese testimonio pictórico de docenas de rostros que irradiaban alegría, unos, y desesperanza otros. En la sala se siente la impresión de que está uno en las calles de Astilleros en medio de aquellas buenas gentes.

Mati Galiano participó en varias exposiciones colectivas y esta, que ahora puede visitarse hasta el próximo día 21, es la primera que hace en solitario. Y está gustando. Ella es licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Granada y también hizo estudios de dirección de cocina, profesión que actualmente ejerce en el seminario. Tiene dos hijos, Javier y Blanca, y me confiesa que si tuvieran la vida resuelta, se marcharían a aquellas tierras bolivianas para ayudar a esas gentes que tanto lo necesitan. Pensamiento que comparte Javier, su esposo. De momento, ha conseguido traer un trozo de aquellas almas hasta nosotros y hacernos pensar.