Arte y educación

Las madrugadas pandémicas dan mucho juego. Cavilando sobre la educación en España y el empeño en deshumanizar las enseñanzas con el mantra neoliberal de que tienen que estar directamente relacionadas con los mercados, me acordé de Picasso: “Todo niño es un artista. El problema es cómo seguir siendo artista al crecer”. El menosprecio de las humanidades y el arte es una barbaridad programada por estos videntes del taco que no quieren nada más que garrulos con titulación, expertos en redes sociales, Wikipedia y tuit. Mala ruina les venga. El arte es sinónimo de creatividad, importante para el desarrollo de habilidades y conocimientos, recurre a las emociones y al intelecto. Se convierte en una herramienta que puede educar o cambiar a una sociedad: “Ser cultos para ser libres”, dijo José Martí en 1884. El arte nos hace reflexionar sobre nuestra existencia, los problemas sociales o la vida en general. Alejandro Dumas (hijo) nos dejó una reflexión importante: “No puedo entender por qué, siendo los niños tan inteligentes, los adultos son tan necios. Debe ser fruto de la educación”.