Ciencias ocultas

19 jun 2016 / 21:20 H.

Me gustaría tratar el tema aquí de una pseudociencia con aires de grandeza como es la economía. Y digo pseudociencia, porque efectivamente se dedica al reparto de unos bienes escasos, sin embargo, eso da para lo que da, no hay que darse ínfulas. Pues como ya nos ocurriera con la bendita especialización, hay que inventarse cosas para darle sentido a todo. Lo que a ojos de cualquier neonato en la materia, la convirtiera en inaccesible y compleja y, por ende, en verdadera, no son más que las enrevesadas triquiñuelas burocráticas ideadas para pagar menos impuestos y, a su vez, hacer aparecer dinero de la nada con el cambio de manos, siendo palabrejas como IVA, IRPF, PIB, EURIBOR, las argucias legales en las que se amparan estas ideas. Es decir, se ha descubierto el árbol del dinero como, allá en la fábula, le prometieran a Pinocho el Honrado Juan y Gedeón.

Tras todas estas grandes falacias contadas por una ciencia mentirosa basada en especulaciones y sustentada a sí misma con una abrumadora cantidad de datos estadísticos. Presento de nuevo, otra gran división en economía: corto y largo plazo. A corto plazo, donde entran, efectivamente, todas las medidas llevabas a cabo por los cíclicos gobiernos de turno. Nadie se va a hacer rico a corto plazo. No se debe de hacer un plan de empleo para unos años. ¡Es imposible hacer competitiva una empresa o un sector en un cuatrienio! No se puede proponer una medida beneficiosa para la gran mayoría, pero a su vez, perjudicial para un sector de la población, sin que pase el tiempo suficiente para que esa medida sea útil, también a esa minoría.

Con lo cual, caemos en las fraudes que nos presentan este conjunto de creencias, tanto la economía como la estadística; la una por ser meramente especulativa, pero jamás ley universal; y la otra por carecer de la perspectiva suficiente. El problema, radica siempre en el denominador. Si 1/10 opinan algo, es un 10%, aunque también lo es si lo opinan 10/100. A donde quiero llegar, es a que asumir como muestra representativa, denominadores, cada vez más insignificantes, se ha vuelto práctica común y ley matemática ipso facto. Lo cual nos deja con especulaciones basadas en porcentajes totalmente viciados. Me gustaría añadir, que el legado de Alfred Nobel para la humanidad fue el de premiar los grandes avances científicos y humanos en categorías tales como la Física, Química, Medicina, Literatura o Paz, quedando claro su criterio de la tan galardonada y prestigiosa a día de hoy, Economía. El premio en ésta, no es un Nobel, sino un premio a la memoria de Alfred Nobel. Algo que deja entrever el quiero y no puedo de la ya citada falsa ciencia.

Ése es nuestro Ministerio más codiciado. La parte del programa político que toda la prensa ansía destripar para tildar las medidas según corrientes ideológicas y reconocidas escuelas económicas. El plan de salvación con el que un partido político pretende salvar al país. El maná prometido a Abrahán al final de la travesía. Las medidas de todos los gobiernos: si hay mucho paro, aumentamos los cursos formativos y bajamos el dato justo para las elecciones; si la nueva contratación es cara, creamos un nuevo perfil esclavista, al que llamaremos becario, y legislamos toda una serie de normas que lo sustenten. Y, si tenemos deuda, pedimos un préstamo para que el dinero siga fluyendo, con lo cual nuestro PIB, se mantenga. Todo a corto plazo. Sin vistas a nada. Condenado, como no podía ser de otra forma, desde su inicio. Pero, oye, si viene mi suegra, chaqueta limpia y el polvo bajo los muebles, donde desaparecerá por alguna ley de liberalismo económico.

Los tarotistas ya no echan las cartas, ni las adivinas leen las palmas de las manos, el Honrado Juan baraja conjeturas, mientras su amigo Gedeón altera denominadores a placer. Que Son Goku nos pille confesados.