de enero

07 ene 2017 / 11:32 H.

A cuenta de lo que todavía no ha pasado, apuesto estos mil ciento y pico caracteres a que hoy (por ayer) es el día más grande del año. Aún recientes en la arena de los sueños las huellas de los camellos que trajeron hasta aquí a nuestras majestades de Oriente, escribo desde la almohada con la certeza de que el sol será el primer regalo a desenvolver. La noche más larga para niños y niñas está a punto de partir, y la mañana ya guiña su ojo de estrella creadora de vida. La fuerza de lo pequeñito poco a poco se abre camino desde el lado opuesto del cristal de la ventana. Las calles derriten sus huellas de rocío por los sumideros del primer calor del día. Las últimas luces ficticias se apagan en el suelo de las aceras. La gente, los coches, la ciudad entera es un mar que llega a la orilla de este primer seis del año. Pueblo por pueblo, va pasando la felicidad abriendo regalos y regalando sonrisas para los peques de la casa. Nada hay más importante que el brillo de la felicidad en sus lindas caritas. Los reyes magos ya se han ido a su Oriente y con ellos también se fue la navidad. Pero nos quedan sus regalos para todo el año.