Ayuntamientos del cambio

14 jul 2017 / 11:09 H.

A pesar de la reforma del artículo 135 de la Constitución y la siguiente Ley Orgánica de Estabilidad Presupuestaria que arrebata aún más la capacidad de movimiento y actuación de los ayuntamientos, a pesar de tenerlo todo en contra, a pesar de atar los pies y manos a la autonomía local, los ayuntamientos del cambio, los ayuntamientos que surgieron de la victoria hace dos años de la gente corriente han conseguido demostrar que se puede gobernar por el bien común y que se pueden mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos de la España real; esa que está agotada de soportar las injusticias de la crisis, la carga del austericidio y sus brutales consecuencias.

Estos ayuntamientos surgidos de las demandas del 15M, formados por gente corriente, por gente que destacó siempre por su compromiso social como Manuela Carmena o Ada Colau, han recuperado la confianza de la gente en la política. Esa recuperación de la confianza de la ciudadanía en la política no ha venido solo por la lección de transparencia que han dado en estos últimos dos años, sino también se ha producido por consolidarse como gobernantes que han mirado por el bien común, que han sido capaces de reducir la deuda de sus consistorios y a la vez ampliar la protección social y los servicios públicos para la gran mayoría de los ciudadanos y para los que más lo necesitaban. Y todo ello frente a la inacción del Gobierno central y frente a aquellos que están podridos de corrupción y todavía continúan haciéndonos creer que no hay más alternativa y que no se puede salir de la situación y el estancamiento. Ha pasado lo que tenía que pasar, por eso los ataques no han cesado y estos ayuntamientos se han convertido en el mejor argumento en contra de aquellos.

Solo en el primer año y medio, estos ayuntamientos del cambio habían saldado y amortizado 2.100 millones de euros en créditos con su gestión. Han ampliado el margen de maniobra económica y financiera, es decir, han sido capaces de generar empleo, de ayudar a las personas con más necesidades y problemas económicos y han protegido y ampliado los servicios públicos. A pesar de la sesgada y limitada democracia en nuestro país, a pesar de las limitaciones cada vez mayores del poder local, esos movimientos políticos surgidos de los movimientos vecinales y sociales han iniciado en estos consistorios una serie de cambios cuya dinámica, ya imparable, de cambio a nivel local está transformando desde abajo nuestro país. La mayoría de la población tiene conocimiento de ello a pesar de la desinformación promovida por los partidos gobernantes del bipartidismo que controlan los medios públicos y los intereses financieros que influyen en los privados.

Es curioso observar aquellos países del norte de Europa donde a lo largo de su historia reciente las fuerzas progresistas han tenido mayor poder y como consecuencia de ello los ayuntamientos y las autoridades locales, que son Estado, también tienen mayor poder; frente a países como el nuestro donde ese poder local se va limitando cada vez más, siendo el nivel de gobierno dentro del Estado más próximo a los ciudadanos el que menos poder tiene. Desde luego nuestro caso no es el camino hacia una mayor y mejor democracia. En España el diseño de la jerarquía de poder institucional en el Estado está creada, y todavía se sigue creando con leyes como la Ley Montoro, para dificultar que puedan llevarse a cabo políticas o actuaciones a nivel local que sirvan para mejorar el bienestar de las clases populares o de la mayoría de la población. Se protegen así, una y otra vez, los intereses financieros, económicos, corporativos e incluso de los partidos del bipartidismo que usan su poder en el Estado y las Comunidades Autónomas para limitar aún más ese poder local.

Estos valientes gobiernos locales, con todo en contra y tan corta vida, son ya el ejemplo y el paso previo en el que Podemos, con su apuesta clara por el municipalismo, será capaz de avanzar y traer a las Comunidades Autónomas y al Gobierno del país ese modelo que ya se está construyendo en los ayuntamientos del cambio.