Bailén bien vale una visita real. 210 Aniversario
de las Fiestas de la Batalla

18 jul 2018 / 08:07 H.

Bailén, como Jaén, siempre ha sido tierra de paso. Todo el mundo dice haber pasado por Bailén alguna vez de camino a Sevilla o Granada, pero casi nadie lo conoce, quizás por falta del suficiente patrimonio arquitectónico o por falta de otros estímulos turísticos. Por Bailén pasaba siempre Franco, pero nunca lo visitaba. A veces a los escolares nos llevaban a la cuneta de la carretera nacional para animar cuando llegara el séquito del Generalísimo, al cual se le ocurría de vez en cuando venir a cazar o pescar a esta provincia, bien a Arroyovil o a la Sierra de Cazorla, donde había siempre alguien interesado en ponerle a tiro los ejemplares más codiciados. Pero Franco nunca se paraba en los pueblos, la gente solo lo veía a través de la ventanilla. Tal es así que hay una anécdota que protagoniza una serrana de una aldea jiennense que, al ver el coche del Generalísimo por la carretera, le dijo a su marido que iba al lado:

—Mira Manolo, es igualico que el de los sellos.

Cuentan los historiadores que la reina Isabel II, la madre del tatarabuelo del rey actual, hizo un viaje por la provincia de Jaén y se paró unas horas en Bailén. Fue en 1862. Con esa visita la reina quiso ponerse al día con el pueblo en donde se había desarrollado una batalla en la que por primera vez se había derrotado a los soldados franceses de Napoleón durante la Guerra de la Independencia. Fue idea de esta reina, hija del nefasto Fernando VII, dictar una norma por la cual todas las ciudades de más de cien mil habitantes deberían llevar una calle con el nombre de Bailén. Asimismo, regaló al pueblo una estatua de una diosa romana que hoy está levantada en el llamado popularmente Paseo y que, durante muchos años, se le identificó erróneamente con María Bellido, la heroína local de la batalla.

Pues bien, hace unos días la Casa Real ha anunciado que el rey de España, Felipe VI, visitará Bailén el día en que se dio la famosa batalla en 1808. Ha sido una noticia que ha sorprendido. Digo que ha sorprendido porque en Bailén ya creíamos que había caído en saco roto aquella promesa de una visita que hizo la Casa Real en 2008 con motivo del bicentenario de la famosa batalla. Me consta que en ese año de 2008 se hicieron desde el Ayuntamiento, cuyo alcalde por entonces era Bartolomé Serrano, múltiples gestiones para garantizar la presencia de algún miembro de la Casa Real en los actos del bicentenario. También se llevaron a cabo muchas iniciativas para que, de alguna forma, los reyes se dieran cuenta del enorme interés que había en el pueblo para que vinieran, desde dedicarles una calle a los príncipes de Asturias a enviarles a estos un regalo de bodas el día de su casamiento. Eso sin contar las veces que el mismo Bartolomé Serrano le dijo en persona al Príncipe que los vecinos de Bailén se sentirían muy agradecidos si pudieran contar con su presencia en el pueblo. El mismo exalcalde me contaba un día que aprovechó los actos del bicentenario del bando del alcalde de Móstoles para acercarse a Felipe VI, por entonces aún Príncipe, y hacerle la propuesta. Le dijo que su presencia sería muy importante para levantarle la moral a un pueblo que las estaba pasando canutas con la crisis del ladrillo, que tanto y tan dramáticamente le estaba afectando. “Alcalde, la princesa y yo queremos estar el 19 de julio en Bailén. No se preocupe”, le contestó el príncipe. En el Ayuntamiento se lanzaron las campanas al vuelo, metafóricamente hablando. Parecía que todo estaba hecho y los vecinos de Bailén ya contábamos con la visita regia en los actos del bicentenario. Pero mire usted por donde se metió la política de por medio y unos días antes de las fiestas conmemorativas de la batalla llamaron al alcalde desde la Casa Real para decirle que ni su majestad el rey don Juan Carlos ni ninguno de los miembros de la Familia Real estaría en la celebración del bicentenario. Nadie sabe exactamente qué pasó. Hay quien dice que fue una orden expresa a la Casa Real de la ministra María Teresa Fernández de la Vega, que por entonces presidía la Comisión Nacional para la Conmemoración del Bicentenario de la Guerra de la Independencia, y hay quien dice que a nivel regional el PSOE movió los hilos para que no sólo no viniera ningún miembro de la Casa Real, sino para que no viniera ningún representante del Gobierno, que por entonces presidía José Luis Rodríguez Zapatero.

El caso es que el bicentenario de la batalla de Bailén se quedó huérfano de autoridades nacionales, regionales y de miembros de la Casa Real. Los vecinos no vimos con buenos ojos el feo que nos habían hecho y tal era el descontento popular que no había corrillo de bar en el que no se hablara con cierto desafecto del desaire de la Corona. Una vez se le preguntó a la alcaldesa que sustituyó a Bartolomé Serrano en al Ayuntamiento, Simona Villar, por el asunto y llegó a decir, en unas no muy afortunadas declaraciones: “Bailén no tiene ‘fuste’ para que aquí vengan los reyes de España”. Para quien no entienda la expresión, “fuste” se emplea en Bailén no para señalar la parte de una columna, sino como algo referente a la elegancia o porte.

Pues bien, ahora parece que la Casa Real quiere remediar el olvido. El actual alcalde, Luis Mariano Camacho, me dijo hace unos días que, como todos los años, se había cursado una invitación a la Casa Real, pero que no esperaban en el Ayuntamiento que la respuesta este año fuera positiva y que probablemente ha sido así porque allí creyeran que era un asunto que tenían pendiente desde 2008. Tal vez por querer saldar esa deuda o tal vez porque a la Corona le interesa ahora más que nunca estar muy cerca de sus súbditos, el caso es que los reyes de España estarán este año en Bailén, que por lo visto ya ha alcanzado ese “fuste” del que la exalcaldesa creía que carecía. Y si París bien vale una misa —frase atribuida a don Enrique de Borbón—, Bailén bien vale una visita real.