Blanco y en botella

23 jul 2018 / 08:23 H.

Ni un atisbo de duda. El presidente provincial del Partido Popular rompió la neutralidad, la imparcialidad y el sonoro silencio con una fotografía que, aunque costó conseguirla, mereció la pena. Juan Diego Requena, que optó por no desvelar su favorito en la quiniela de las primarias nacionales, dejó claro en Madrid que, en esto de votar a uno o a otra, se situó al lado de la generalizada opinión de los compromisarios jiennenses. Por más que calle ante tan insistente e incómoda pregunta, esa que el propio Pablo Casado ruega que nadie haga, se le nota en la mirada que apostó, desde el principio, a caballo ganador. Nadie le podrá recriminar su postura. En cierto modo, no hay ser humano en la tierra que tenga más experiencia que él en esto de dar la vuelta a las urnas. El santistebeño se presentó a unas elecciones idénticas para ser presidente de esta fuerza política en Jaén y le pasó lo mismo que a su homólogo en España. En la primera votación, los afiliados dieron su voto al alcalde de Porcuna, Miguel Moreno, lo mismo que la militancia se la dio, en este proceso de actualidad, a Soraya Sáenz de Santa María. Sin embargo, en la segunda, los compromisarios optaron por Juan Diego Requena, igual que, ahora, eligieron a Pablo Casado.

Quizás eso fue lo que se dijeron al oído, entre arrumacos, aplausos y vítores por doquier. La experiencia es un grado y, ante cualquier duda, el nuevo presidente nacional del Partido Popular no tiene más que llamar a su compañero de filas en Jaén. Él sabe acallar a los críticos con estrategias de integración capaces de dividir a los rebotados con el aparato. Porque, eso sí, el movimiento contrario que acabó por entrar con calzador en la dirección provincial a cambio de sellar la paz está mucho peor que el rosario de la Aurora. Paréntesis aparte, quede claro que hay filin entre los presidentes y que, como dice el refrán, ahora que cada palo aguante su vela. Hay que tener en cuenta que hay líderes que, como el de Andalucía, no encuentran piedras tan grandes como para poder esconderse desde que se conoce el resultado de las primarias. A Juan Manuel Moreno Bonilla, que le faltó tiempo para respaldar en público a Soraya Sáenz de Santamaría, no le salió bien la jugada. Él, que puede ser el primero en presentarse a unas elecciones, ve peligrar el apoyo que esperaba de una dirección renovada. Puede ser uno de los representantes populares que más dividido sale de este proceso congresual. Pesos pesados del partido en su comunidad sacaron la “patita” del tiesto y respaldaron a María Dolores de Cospedal. Tal es el caso del cordobés José Antonio Nieto. También del jiennense José Enrique Fernández de Moya. Cierto que el presidente de honor tenía el corazón “partío” entre ella, su verdadera debilidad política, y él, a quien considera con una indiscutible capacidad de liderazgo. Optó, en la primera vuelta, por la persona que, desde 2008, como secretaria general, respaldó su trayectoria política. Sin embargo, cuando quedó descartada con las papeletas de la militancia, anunció su voto para Pablo Casado. En algo coincide con el alcalde de Jaén, Javier Márquez, seguidor acérrimo del palenciano. Por cierto, dicen en su entorno que problemas logísticos imposibilitaron al exsecretario de Estado estar en las fotografías enviadas por los compromisarios jiennenses asistentes al congreso. Lo importante, en cualquier caso, llegará en los próximos días. Habrá que estar atentos al organigrama del comité ejecutivo, porque seguro que habrá sorpresas con nombres y apellidos directamente relacionados con quienes han conseguido que 40 de los 57 votos jiennenses fuesen para conseguir que Pablo Casado sea presidente.