Borrón y cuenta nueva

16 may 2017 / 10:05 H.

Al finalizar el partido entre el Real Jaén y el Jumilla, saludé a Tomás Membrado y le deseé mucha suerte a partir de ese instante en que la temporada 2016-17 terminaba y comenzaba un camino nuevo para él y su equipo directivo. Había ganas de que llegase ese momento de que todo acabara y pudiera decirse aquello de borrón y cuenta nueva. Y nunca mejor dicho lo de borrón, porque esta temporada fue una intensa mancha emborronada y extendida. Tanto, que acabó por no entenderse nada de lo que sucedía, a pesar de que lo que ocurría era que el Real Jaén caminaba hacia el fracaso más humillante y posiblemente a su desaparición.

El fracaso económico y deportivo no pudo evitarse, pero sí parece que la valiente decisión de Tomás Membrado hará posible que el Real Jaén siga haciendo historia y, ojalá, que no sea una historia tan lastimosa y humillante como la de las últimas temporadas.

Pocas cosas hay en el mundo más inservibles que los soñadores que no despiertan nunca, que sueñan y sueñan sin dedicar un poco de trabajo, de esfuerzo, de lucha, a intentar hacer realidad sus sueños.

He conocido en estos últimos meses de zozobra a muchos soñadores románticos —la mayoría casi recién llegados a la historia del Real Jaén— que clamaban para evitar la desaparición del club blanco, que ya dije en alguna ocasión que, durante sus más de 90 años de historia ya desapareció en dos ocasiones. Gracias al esfuerzo de muchas personas, pudo regresar y seguir haciendo historia ya desprovisto de esa pesada e insoportable carga económica, totalmente inviable.

Yo soy de los que vi nacer el himno del Real Jaén compuesto por Emilio Cebrián. Lo he cantado emocionado y orgulloso en infinidad de ocasiones junto a millares de aficionados que sentían los colores como yo. Pero también recuerdo aquel precioso himno de la Olímpica Jiennense también compuesto por el maestro Cebrián, que se cantaba en el campo de Peñamefécit y en los primeros años del viejo Estadio de la Victoria con igual devoción. Hoy pocos saben que existe y menos aún los que lo recuerdan. Yo sí lo tengo guardado. Hoy, gracias a otro hombre valiente, el Real Jaén seguirá adelante. Serán muchas las dificultades que habrá puestas en el camino. Lo que me gustaría es que los soñadores despierten por fin y, si quieren que su bonito sueño perdure, que arrimen el hombro.