Buen género

22 may 2017 / 19:39 H.

E·s lógico que desde que el mundo es mundo, quien quiere comprar algo busca calidad, eso que comúnmente llamamos buen género. Ya sea para comprar unos calcetines, una falda, una camisa, zapatos o calzoncillos blancos, se busca la calidad, muchas veces, si se puede, por encima del precio. Si el género es bueno, hay que pagarlo. Y en las compras habituales se suele encontrar calidad, especialmente si se busca con atención y si se paga. Sobre todo, si se paga. De lo contrario nos debemos conformar con imitaciones y sucedáneos para poder salir adelante. Pero no cabe duda de que el buen género existe a ciertos niveles. Donde lamentablemente cuesta cada día más trabajo encontrar calidad es en el género humano. Y ahí el precio no es la cuestión sino esa condición de moralidad que se va difuminando conforme avanza el progreso. Les decía hace unos días que si hoy, San Isidro parara de arar para rezar y perdiese a los bueyes y el arado de vista durante unos minutos, en vez de que apareciese un ángel y se pusiese a hacer la faena por él, aparecía cualquier individuo que le haría la gran faena de llevarse bueyes y arado. Y no decía ningún disparate, porque dos días después me entero de un caso de accidente de tráfico ocurrido en la provincia de Ciudad Real, en que un ciclista fue atropellado por un camión y que el conductor salió huyendo. Poco después, otro conductor paró su vehículo y pidió ayuda a la policía. Gracias a eso, aunque con graves lesiones, el ciclista vive. Pero lo curioso es que entre el vehículo que huyó y el que se detuvo, al lugar del suceso llegó otro individuo que, lejos de pensar en prestar ayuda al herido, cogió la bicicleta y se la llevó tan campante.

En este suceso se aprecia la diferencia entre el buen y al mal género humano, aunque quienes actuaron de manera canallesca fueron mayoría. Y es que el número de violadores de la ley crece a borbotones. Creo que nunca hubo tal cantidad de corruptos, violadores, agresores, ladrones, traficantes, farsantes y otras lindezas como ahora. Sabemos que el buen género en lo que se vende tiene precio, pero el buen género humano no tiene precio, porque no se vende. Aunque ya se sabe que casi todo tiene precio, por ejemplo, salir de la cárcel le costará a Francisco Granados 400 mil euros. Si se le ocurre hacer una colecta que no cuente conmigo.