Caballeros de triste figura

25 abr 2016 / 17:00 H.

El paisaje, la imagen de las ciudades describe de alguna manera el alma de sus habitantes y trasmite sus sentimientos. Los árboles del Paseo de la Estación esta primavera se asemejan a figuras quijotescas, a las que les faltan ramas, hojas y vida. Tristes figuras esqueléticas que abren sus brazos al cielo implorando a los dioses clemencia. Parodias tristes de lo que en otro tiempo fue refugio de vida. Ahogados por el asfalto, macerados por el sol, angustiados por el progreso y la modernidad de una ciudad que muestra su faceta más ridícula. Una ciudad plagada de Sanchos, que igual les da cobijarse bajo la sombra de la vida, que bajo la sombra de lo obsceno, irracional y lo estúpido que representan los toldos con sus calefacciones o los aires acondicionados en las terrazas. Si estos árboles, caballeros de tristes figuras cobraran la vida que se les pretende arrebatar, tomarían como armas las flechas tatuadas que los condenan a muerte y rendirían el mayor homenaje al deshacedor de entuertos. Arremeterían contra terrazas, con sus mesas y sus sillas y todos sus moradores que han vuelto la espalda a la vida y a la naturaleza. Pero, en esta tierra el quijotismo no es compatible con el éxito.