Ingeniería social

16 dic 2018 / 11:34 H.

Dicen que algunos españoles catalanes quieren separarse de España. Dicen que hay un porcentaje importante entre la ciudadanía que apoya esta propuesta. Lo malo es que ya no es una propuesta, es una exigencia de unos individuos que, en nombre de toda la población de la región catalana, se erigen en república constituida en el extranjero, y se atreven a pedir al Gobierno central armas de guerra para la policía catalana; hablan de violencia y aquí no pasa nada, o pasa poco. Pero mejor que hablar de política, hablemos de respeto. Respeto por nuestra España; respeto por los derechos del resto de los españoles catalanes que no comparten la idea y de los españoles todos, porque una parte del territorio catalán también es mía; respeto para que no se sigan manipulando más niños españoles catalanes, como se ha venido haciendo en las últimas décadas, por una ingeniería social egoísta, propia de gobiernos totalitarios, y de masones, gente a la que un bledo le importa la gente, sino solo ellos y su poder, que ven como estar fuera de la ley sale casi gratis. Lo malo, señores, y a todos se nos olvida, es que de todos nuestros actos, un día, irremediablemente, tendremos que dar cuentas a Dios.