Cazadores de sudokus

17 feb 2018 / 11:09 H.

Todas las mañanas a eso de las nueve y algo entra al bar y mientras murmulla un “buenos días” que solo el camarero intuye, echa una ojeada por todo el local hasta que encuentra el periódico del día. Con el JAÉN en la mano pide un descafeinado sin tostada, se lo lleva a la mesa más alejada de la barra y pasando muy ligeramente por la letra gorda de cada una de las noticias llega a la página de los pasatiempos. Bolígrafo en mano rellena todas las casillas blancas del autodefinido, del crucigrama y del sudoku con certeras respuestas y números, sin prisa y ajeno a las miradas del resto de clientes. Una vez terminada su faena deja el periódico en la mesa, paga el café y sale del bar con otro “buenos días” casi más minúsculo que el primero. Así día tras día, hasta que una mañana al llegar a su página preferida, se encuentra que esta ya ha sido desvirgada. Comprobando, así por encima, que no hay errores ni borrones, termina su consumición, paga y sale pies en polvorosa hasta el bar de al lado. Póngame un descafeinado, sin tostada. ¿Y el JAÉN? Lo tiene ese señor en la mesa. Bueno deme también una tostada.