Correr es de cobardes

02 may 2016 / 17:00 H.

Lejos de enfrentarse a una realidad perturbadora, determinados personajes, sobre todo del panorama político, no miran otra cosa que su ombligo y su trasero en un intento desesperado de que no les den por ningún lado. Se escudan en un pasado glorioso del que solo ellos se acuerdan o corren descamisados, huyendo del “acojone” profundo que les produce perder sus prerrogativas, hacia el futuro incierto de unas nuevas elecciones cuyos resultados nos acojonarán más aún, si cabe. Esto de la política es como “el novio a la fuga”, encantador en la conquista pero que, cuando toca asumir responsabilidades, monta en su caballo trotón y corre, despavorido y sin alma, aullando la vieja letanía: jamás he mentido. Deben creer que carecemos del suficiente seso para saber que nos utilizan y después nos dejan tirados en un mundo que convierten cada día en un lugar peor. Lo puedo decir más alto pero no más claro: correr es de cobardes y algunos ya son auténticos plusmarquistas.