Curiosa sociedad

24 mar 2019 / 11:01 H.

Enfrascados en banderas, colores y patrias, resulta difícil aterrizar en lo cotidiano, lo real que ocurre a nivel de calle y más afecta a la ciudadanía. Puede que, llevados por la televisión, pensemos en una España reducida a un monotema. Es posible que los partidos políticos estén cómodos debatiendo sobre ciertas cosas para no tener que entrar en el fondo de las cuestiones terrenales. Todo esto es probable, pero a la vez se vuelve peligroso. Mientras debatimos continuamente sobre el sexo del cangrejo, los niños citan de corrido a la pléyade de famosetes televisivos, se dicen putón y gañán con normalidad emulando una serie de televisión. Los mayores que llevan a esos niños al cole, abuelos en gran medida, apenas llegan a fin de mes, y si lo hacen es a costa de padecer la pobreza energética en sus hogares. Las mujeres siguen siendo asesinadas, un terrorismo cuyo número de víctimas es superior al etarra de décadas pasadas. Los universitarios recurren a Europa o América Latina como única salida a su futuro. En fin, los problemas de quienes conforman esa patria parecen no importar.