De menos cero

10 may 2017 / 10:10 H.

Este pasado fin de semana hice un viaje relámpago a Bilbao. Y nunca mejor dicho, porque las tormentas con aguaceros, e incluso granizo, se hicieron notar, aunque sin demasiada virulencia. La primera comunión de mi sobrino nieto Diego merecía el esfuerzo. Él y sus padres y abuelo, y todos con quienes compartimos un poco más de 40 horas intensas, entrañables, plenas de cariño y de buen yantar de la cocina vasca, acompañada de su correspondiente dosis de bebida. Esta inolvidable convivencia familiar bien valió el esfuerzo de un viaje agotador. La breve estancia dio para mucho, como suele suceder cuando te reencuentras con familiares queridos a los que no ves con asiduidad. El ánimo se refuerza pero, basta con regresar y encontrarse con otra derrota del Real Jaén que, aunque ya nada importa, sí viene a confirmar la lamentable temporada que protagonizaron jugadores, técnicos y directivos. Se dice que el nuevo equipo rector que preside Tomás Membrado tendrá que empezar de cero. Ojalá que fuera así, porque la tremenda realidad es que tendrá que empezar desde muchos ceros de menos. El club blanco, tras las últimas temporadas fatalmente culminadas con esta, que fue la peor en todos los sentidos, está resquebrajado en todos sus pilares fundamentales, tanto de organigrama como deportivamente. Quienes se han marchado no han dejado absolutamente nada aprovechable. Y, en la plantilla, mucho menos, a excepción de los jóvenes de la cantera, a los que hay que seguir dando confianza, pero que no pueden contar como base para formar un nuevo plantel. Solamente se podría tener confianza en Felipe Ramos, quien al parecer tiene otras cuentas hechas.

Se dice que Óscar Quesada y Santi Villa merecen una oportunidad más. La edad no perdona y no se puede esperar de ellos una prestación como la que han venido dando al club. De todas maneras, la duda sería razonable. Estoy convencido de que no será muy difícil completar un plantel con más entidad y calidad que el que nos dejó Tejada ni un preparador más puesto de lo que lo estuvo el propio Tejada, cuyo nombre quiero olvidar pero me está costando mucho trabajo. El tiempo irá dando las pautas, pero Membrado sabrá sin duda que de lo que se siembre al principio dependerá la cosecha futura. Y que, por tanto, la semilla debe ser buena y los sembradores también.