De nuevo
Cataluña

20 dic 2017 / 09:12 H.

Resulta difícil desviar la atención de lo que está a punto de suceder después del 21 de diciembre. Nadie duda ya de que en Cataluña se está jugando mucho más que unas elecciones autonómicas. La vuelta a la normalidad institucional no se va a producir solo con la creación de un nuevo Parlament, donde por desgracia quedará retratada la profunda división en que está sumida hoy la sociedad catalana. Será muy difícil, esperemos que no imposible, formar un gobierno que pueda sacar a aquella Comunidad del callejón político y colectivo en que la han sumido las ambiciones y el falso relato del independentismo. Pero no cabe duda tampoco de que el resto del país no escapará a sus efectos, colaterales pero decisivos para nuestro futuro como Estado constitucional. Por tanto, sería un error fatal mirar de nuevo hacia otro lado, equivocar el diagnóstico de sus consecuencias; como hizo en su momento el actual gobierno de la nación y, por qué no decirlo, también la sociedad española, convencidos ambos de que no serían capaces de derrocar a sus propias instituciones democráticas. El 155 ha podido paralizar el golpe anticonstitucional, pero tenemos un problema que inevitablemente requiere resucitar la palabra consenso.