De palabras y clics

25 abr 2017 / 17:57 H.

Nos hemos acostumbrado a valorar los clics, y algo tan superfluo como pulsar un pequeño botón continúa su camino de sustituir a la palabra. Dicen que una lengua muere cada quince días, y aun así, siempre he pensado que los chats son una buena herramienta en la vida cotidiana, un proceso de adaptación lógico ante las circunstancias: Gente que mantiene el contacto desde las antípodas del globo, una vida que pasa demasiado rápido, en la que las personas están demasiado ocupadas para invertir unos minutos en una llamada, en escribir una palabra completa en lugar de sustituirla por un emoticono, o en compartir sin más un pensamiento con el que tanto te has identificado en vez de hacer reflexión propia sobre ello. Así, escribes cuando quieres, contestas cuando puedes, y lo ignoras todo cuando te da la gana. Y mientras, el mundo sigue rodando implacable, impersonal, y reitera aquello que nos ha tocado vivir. Un mundo en el que incluso hemos sustituido el “OK” por una manita azul, donde lo único que debería preocuparnos es hasta dónde seremos capaces de llegar.