De Picorzo a Peñalta

06 sep 2017 / 11:29 H.

Recordar es vivir. Yo vivo, porque no todo va aser aceite picual, de los recuerdos que me fueron afables, llenos de humanidad de la talla de aquel entrañable amigo, cronista de Orcera, como el gran Santiago González Santoro. Escribo sobre Orcera, mi madrina que sigue siendo de mis pretensiones rimadas. He aquí, pues, mis poemas a un pueblo que llevo en la estancia principal de mi corazón. Pueblo de todo punto admirable, al que dedico, sea primavera o no, las coloristas flores de mi pasión poética. Orcera es la tierra mía, no he visto belleza igual, si aún no la conoces, es un barbaridad. A Picorzo y Peñalta voy todicos los días, muy cogido de la mano, la mano de mi serrana. Lava su cara la Luna en el espejo de Amurjo, y le responde el cristal: tu carita tiene embrujo. Un pintor deseo ser, y poeta enamorado por la alturas del Yelmo y la orilla del río. Sí, lo afirmo, firmo más rubrico, Orcera duerme en mi almohada dormida entre suspiros. Orcera, te quiero, te seguiré queriendo hasta que lleguen las tinieblas.