Del descontrol y la salud

15 dic 2015 / 09:05 H.

Mi problema es mi vehemencia. Mis impulsos son más fuertes que yo a veces. Defiendo en lo que creo como si la vida me fuera en ello. Hasta morir o matar. Bueno, eso no. Y no es fácil ser como soy yo en esta época del Zen. Ahhh, no. No es nada fácil mantener una elegante pérdida de control cuando toda la población está haciendo respiración abdominal, abriendo chacras y sacándose el nivel III de Maestría Reiki. Yo, que soy cinturón negro y tercer Dan en perder el control si la situación lo requiere, me veo rodeada de gente tan terriblemente equilibrada que ya no saben ni qué sienten, no vaya a ser que les dé por sentir mucho y la liemos con una descompensación energética. Bufff, menos mal que para cuando les pasa, se meten un lingotazo de Flores de Bach y oye, como nuevos. Que servir no sirve para nada, pero ¿y lo que viste? Y si no, pues una buena biodescodificación, que a mí me suena a resintonizar el Canal Plus, o algo parecido. Pues les voy a recomendar una sabia técnica con gran valor terapéutico, no saben ustedes lo curativo que es de vez en cuando mandar todo, si me permiten la expresión, “a tomar por el culo”, y listo.