Desfachatez e indecencia

07 oct 2018 / 12:36 H.

No me negaran que este país tiene arte, en el caso que me ocupa, en el peor de los sentidos. En Madrid, Comunidad gobernada por el PP, se exigirá a los mendigos que entreguen una declaración jurada de lo que obtienen pidiendo limosna. Vamos, el mismo trato que se da a sentenciados por corrupción a la hora de exigirles la devolución de lo robado, o a los miembros de los consejos de administración de entidades financieras que hicieron agujeros mayúsculos en las cuentas y que pagaremos todos a escote. España se ha convertido en la Taberna del Gato, con bastante peor gracia y nulo estilo literario. Cada día tengo más claro que el capitalismo necesita de los pobres con la misma intensidad que los detesta. Este castillo de naipes, donde cada carta supera en fragilidad a la siguiente, corre el riesgo de derribarse. Quizá haciendo caer la construcción exista una oportunidad, reconstruir algo que se cimiente en hormigón de justicia y decencia. Por lo pronto sepan los mendigos madrileños que han de aprender a hacer declaraciones juradas. Esperemos no se extienda tal ocurrencia.