Despoblación y desolación

11 dic 2016 / 11:23 H.

Leíamos días atrás un titular de los que no pasan desapercibidos. Jaén y su provincia envejece y se despuebla. Otro golpe en las muchas sombras que nos rodean. Si el paro nos alcanza con niveles máximos, cada vez hay más jubilados y los jóvenes hartos de mirar el horizonte sin salida se marchan, qué porvenir espera a una provincia que en muchos parámetros alcanza el desgraciado honor de ser última o penúltima de España. No basta mirar al cielo y esperar el maná de las migajas aunque solucione el perentorio hábito de comer para ir tirando. Hace meses, esta casa abrió un interesante debate bajo el título “Pongamos que hablo de Jaén” en el que la mayoría de los que opinamos coincidíamos en que es hora de acabar con discursos y palabrería fácil y pasar a hechos. Se deben exigir por quien corresponda medidas de equilibrio entre regiones ricas y pobres. El principio de solidaridad no está presente a la hora de repartos e inversiones. Inversiones que por otra parte deben poner énfasis en economía productiva generadora de empleo y dejar a un lado otras necesarias socialmente pero que a veces despilfarran con el objetivo de mantener la clientela. Siempre lo primero debe ser lo de antes. Tiempo es de dejar los rincones no sea que la despoblación y el envejecimiento lleven a una desolación irremediable. Ese sería el argumento en bandeja para el crecimiento del populismo.