Diversiones

16 oct 2019 / 11:24 H.

La palabra diversión tiene en su raíz lo diverso, porque es verdad que existen mil maneras de divertirse, de pasarlo bien. No es cuestión de precio, porque existen ofertas de divertimiento para todos los bolsillos. Hay quienes lo pasan fenomenal haciendo un crucero a Cancún y quienes se desviven por acercarse al pueblo los fines de semana donde les espera la juerga habitual. Otros se lo pasan de muerte con un tambor, dándole todo el santo día palillazos al pellejo. Yo, por ejemplo, jamás me aburro en casa mientras tenga un lápiz y papel a mano. Y no digamos cómo se lo están pasando en estos días los jiennenses y quienes nos visitan con la feria sanluqueña que comenzó con un ritmo arrollador que mantiene cuatro días después, y los que quedan. Los catalanes ya son otra cosa, parece que los hay con otro temperamento, otras formas de ver las cosas, siempre mirándolas a su favor, y hasta de divertirse. Arman unas algarabías que ya empiezan a cansar, porque no las organizan para divertirse ellos, sino para tratar de fastidiar al resto del país y a los catalanes que no son independentistas. Ellos piensan que el dinero del pueblo está para gastarlo en lo que a ellos les conviene, que las leyes están para burlarlas y que el rey de España está para repudiarle que visite Cataluña y para pedirle que censure las sentencias del procés. Quim Torra y sus seguidores manejan las situaciones como las conversaciones, en las que emplean el catalán cuando les conviene o el español si les viene mejor. ¿Qué esperaban que iba a decidir el Tribunal? Fueron sentencias justas y más justo aún sería que se cumplieran. La respuesta de los secesionistas a la decisión de la Justicia fue, una vez más, la de burlar la ley, organizando una manifestación sin permiso para fastidiar al resto de catalanes y del mundo mientras ellos se divierten defendiendo a quienes pretendieron romper la unidad de nuestro país sin razonamientos. Mientras, el más listo de todos, continúa lejos del jaleo. Carles Puigdemont se lo está pasando bien y le basta con mandar de vez en cuando recuerdos a sus pagadores. Es posible que se le acabe pronto el cuento y las ganas de diversión, porque, ahora, va en serio la orden de captura y tampoco es probable que se vaya de rositas. Pero qué vamos a hacer; que los intelectuales del Govern se sigan divirtiendo, mientras la otra mitad de catalanes sufre.