Divino
tesoro

26 oct 2018 / 11:09 H.

Así, tal cual, huyendo de la razón, ocupando un espacio en una sociedad dispuesta a torcerse, a girar por el lado opuesto de la integridad. Así, algunos jóvenes, quieren verse o se ven, sin querer. Sin darse cuenta de que todo los vigila y todo los juzga. Todo, donde los “nadie” hablan y el mundo se avergüenza. La Feria de San Lucas debería tener el respeto que toda fiesta y toda tradición se merecen, pero parece que algunos casos aislados no dejan de sorprendernos cuando, ante la diversión, la disputa está garantizada. Peleas en el recinto ferial, sillas que vuelan...; imagen triste de una juventud descarrilada versus la otra cara de la verdad; aquella juventud que luce con orgullo el mejor traje para estos días de fiesta; el de la amistad y el del buen hacer. No todos son iguales. Existen diferencias y en ellas, la juventud se distingue. Los que van a divertirse y se divierten sin, por ello, crear ningún problema, y los que se divierten, haciendo del problema que originan, su diversión. Ya lo decía Darío: “Juventud, divino tesoro”, y es que se es joven de cuerpo y también de alma, donde la actitud es el mejor tesoro que podemos ofrecer al mundo pues, al final, la juventud se va para no volver.