El ciprés
está rezando

29 oct 2018 / 11:33 H.

Aquí está el ciprés, la enhiesta pluma estilográfica escribiendo las tristes historias del camposanto, donde descansan los huesos de los que nos quisieron y nos siguen queriendo más allá de la muerte terrenal. Está mirando y con los brazos abiertos, este ciprés o nido de revoltosos gorriones, más alguna lechuza machadiana que quiere beberse el aceite de la lámpara votiva de la iglesia. En este valle de los callados nadie discute, porque aquí está prohibido usar el verbo, sujeto y predicado con la intención de hablar mal de la gente, o abroncarse en el ágora pública de los despropósitos terrenales. Todo es silencio, un silencio bendito solo acompañado por este ciprés, que está rezando por las ánimas benditas. Una riada humana, en este Día de los Santos Difuntos que está por llegar, pondrá en el florero nuevas, oh Dios, la mayoría de plástico por ser más duraderas, dedicada a sus seres queridos, que se fueron al viaje más largo del nunca volver y estar junto a los suyos. Sí. Aquí están enterradas aquellas sonrisas, aquellos mimos y desvelos, llevados el viento escarcha del triste noviembre, quién sabe si a un incierto lugar donde ni se ven con los ojos ni se pueden acariciar con las manos.