El club de los cinco

13 nov 2017 / 08:46 H.

No sale de una cuando ya está metida en otra. El secretario general del Partido Socialista de Jaén, Francisco Reyes, tiene un hueso duro de roer. No se trata de un adversario político, es un enemigo íntimo que juega en casa y, en cierto modo, representa a otra dirección, la de Linares. Aparato contra aparato. Aviso a navegantes: pueden saltar chispas. El próximo domingo se celebrará la asamblea en la que los socialistas linarenses, venidos a menos cuantitativamente por cuestiones ajenas al destino, elegirán en unas primarias al capitán del barco. Aquí no está el pescado vendido y, por supuesto, no es oro todo lo que reluce. Cualquier refrán es válido para las comparativas con la situación real de una agrupación partida en dos. Con razón dicen que la democracia está más saludable que nunca. Basta con echar un vistazo por las “cocinas” de los partidos políticos, independientemente de las siglas y el color, para comprobar lo que se cuece.

El caso es que hay crisis en la ciudad de las Minas, no solo la económica que revelan las estadísticas, sino también la política. El actual líder del Partido Socialista es Juan Fernández. En realidad, lo es de ahora y de antes, porque lleva desde el año 2002 como secretario general de la agrupación local. Si nada ni nadie lo impide hasta la reglamentaria media hora anterior a la cita, optará a la reelección. Está convencido de que su gente quiere que continúe el trabajo que comenzó con su estreno orgánico y, por más que haya militantes empeñados en el descalabro, prefiere morir con las botas puestas. Eso sí, si se presenta es porque tiene claras sus cuentas. Hay quienes dicen que recibe sobrados apoyos de los llamados “sanchistas” que alientan al también alcalde a que siga al frente de la fuerza política a la que representa. Dos ejemplos: Carmen Domínguez, concejal de Igualdad, y Juan Sánchez, secretario de Organización. Ni que decir tiene que hay muchos más. El problema es que pululan otros que, paradojas de la vida, fueron sus discípulos y, en este preciso momento, están contra él en lugar de estar con él. O viceversa. Forman parte de un club, el de los cinco, una red perfectamente organizada al amparo de la dirección provincial que quiere cambiar el rumbo de los acontecimientos apoyados en el proceso democrático de unas primarias internas. Aseguran que no están alentados por Francisco Reyes. Son ellos mismos los que, preocupados por la situación, con una reducción clamorosa de la militancia, quieren poner coto al considerado el verso suelto del Partido Socialista. Incomodan las voces discordantes, no están bien vistos los díscolos que claman a puerta abierta inversiones para una ciudad más que deprimida. Pesos pesados, institucionalmente hablando, auparán al parlamentario Daniel Campos a que dé el paso. Lo acompañan en el camino la delegada del Gobierno, Ana Cobo; Pilar Parra, vicepresidenta primera de la Diputación; la senadora Laura Berja, y Luis Moya, concejal en el mismo equipo de Gobierno de Juan Fernández. Hay quienes dicen que hubo intentos para que optara a la secretaría local la diputada, una solución de transición con el fin de apaciguar los ánimos antes de entrar en otra guerra, la de la Alcaldía. Sin embargo, ya bastante tiene con lo que tiene.

La decisión está tomada y, a vueltas de esta crónica política, se abrirá el melón. El “club de los cinco” quiere que el Partido Socialista recupere protagonismo social en la ciudad y luchará por su reformulación con vistas a unas elecciones que se presagian complicadas. Y el “club de la república independiente de su casa”, aventajado por la veteranía del bastón de mando, no se quedará de brazos cruzados.