El juego de las urnas

28 jun 2016 / 18:30 H.

El pasado domingo volví a reflexionar sobre aquellos que apoyan una “abstención activa y consciente” y que, a su vez, critican -con mucha razón- a todos los que se llenan la boca alardeando de su voto pero que, en realidad, no se implican en nada social más allá de eso. En este sentido, me pregunto: ¿tan descabellado parece a aquellos que sí se implican “de forma activa y consciente” el hecho de intentar cambiar las cosas también por esta vía? Algunos dicen que si nadie votara podrían cambiarse las reglas del juego, lo cual no deja de ser una utopía. Por lo tanto, aunque no crean en este sistema, mientras siga vigente, dudo que les dé igual tener un gobierno corrupto que uno limpio, o uno de derechas que uno de izquierdas. Porque aunque éste último no llegue a ser tan “pura sangre” como les gustaría, al menos se acercaría algo más a sus ideales, y tal vez las cosas cambiarían un poco a mejor mientras continúan con esa exaltada lucha diaria. Sin embargo, se ve que a muchos no les compensa poner en peligro esa “dignidad antisistema”, y así nos va.