El pueblo dormido

17 abr 2017 / 11:01 H.

No entiendo la pasividad, no puedo, no me entra en la cabeza. Le doy vueltas y más vueltas y me quedo perpleja de cómo el pueblo acata lo que desde arriba se le dice. No creo en las palabras de los altos cargos, eso a nadie le pilla de sorpresa; pero sí que creo en el poder que puede llegar a tener el pueblo y que no aprovechamos. Vemos continuamente cómo nos mienten los de arriba, cómo nos ningunean, cómo nos prometen cuando buscan algo y cómo nos olvidan cuando ocupan su sillón. Y mientras, nos matan a las mujeres, nos echan de nuestras casas, nos cierran nuestros negocios, nos cortan nuestros árboles y nos asfaltan nuestros parajes; nos hunden en la miseria más absoluta y no movemos un dedo. Nos privan de educación y de servicios sanitarios y no hacemos nada. Vemos cómo quienes tuvieron un carguillo son absueltos de los más grandes robos a nuestro pueblo, cómo violan a nuestras hijas y cómo trata la sociedad a quienes se buscan la vida para poder comer. Vemos todo esto y nos quedamos sentados en nuestros sillones (quienes aún los conservamos), viendo la televisión. ¿Hasta cuándo?