El tren es oportunidad y progreso

17 sep 2018 / 12:02 H.

Ahora que se habla tanto del turismo cultural, ahora que las cifras indican que es algo muy en auge y un gran dinamizador económico; ahora que contamos con dos joyas Patrimonio de la Humanidad, Úbeda y Baeza, a las que ojalá se les una pronto Jaén; ahora que Sabiote y Canena ofrecen una monumentalidad que no debió quedar al margen de sus hermanas de La Loma en su momento; ahora que surge un turismo en torno a nuestro Aove; ahora que pasa todo esto, hay que hablar del tren. Aprovechando que a Granada entran millones de turistas cada año, ávidos de descubrir nuevos entornos y paisajes, toca replantearse con más ahínco la recuperación de un tren, que ya existió, de Media Distancia entre Granada y Linares Baeza. Este tren sería una oportunidad de oro para que desde la Diputación se pusiese en marcha un proyecto, compacto y amplio, de mayor desarrollo para ese potencial turismo. Muchos de aquellos que recalan en Granada estarían encantados de poder subir en un tren, a primera hora de la mañana, para poder visitar las maravillas que Jaén puede ofrecerle.

No sería desdeñable, sin duda, el gran número de visitantes que atraería dicha oferta. Ofertar visitas de un día, incluso de varios, a un perfil de ciudadanos a los que Jaén, a poco que se les enseñe, les enamoraría. No solo daríamos vida a amplias zonas, también llegarían actividades indirectas como autobuses y taxis que desplazaran a esos viajeros al destino final. El tren es el medio de transporte preferido por la gente, baste irse a cualquier estudio serio sobre usos del mismo, a la vez que un dinamizador socio económico único. Aquel tren que quitaron en su día, ya daba un gran servicio a un flujo de viajeros amplio, desde turistas de paso por la provincia, a estudiantes y gentes que debían hacer trámites burocráticos en nuestra hermana Granada. Un tren que paraba en estaciones como Jódar-Úbeda y Cabra del Santo Cristo, donde bajaban y subían viajeros y que tuvo la gran mala suerte de dar con unos gestores ineptos, los que antepusieron el AVE que aún no ha llegado a Granada, a que hubiese un nexo de unión, de servicio público de transporte entre dos provincias avocadas a estar unidas y caminar juntas. Soy de los que piensan que nunca es tarde, rectificar es de sabios, y desde estas líneas conmino a los dirigentes institucionales y políticos de ambas provincias a poner en marcha, de nuevo, dicho medio en funcionamiento. El gasto resulta ridículo, si es la economía la única vara de medir, pues la vía está útil y en servicio, su nivel de ocupación es mínimo, y bastaría un tren y un par de maquinistas. En la vida cotidiana no vale decir, las palabras se diluyen con el viento, los discursos pueden ser bonitos pero necesitan contenido, sustancia; en la vida toca hacer, los hechos permanecen.

Y son los responsables quienes han de coger el timón si de verdad quieren a quienes representan tanto como dicen. A veces me pregunto que tipo de mal hemos cometido para que se nos castigue con ciertas decisiones, y sí, quitar aquel tren fue un castigo sin parangón. La justicia es hacer cosas justas, no cometer injusticias a sabiendas. Me duele oír hablar de principio de solidaridad entre territorios, discriminación en positivo hacia quienes más lo necesitan, pues se ve que Jaén se les ha olvidado a muchos, por no decir a casi todos de forma secular.

Los trenes surcan el paisaje,

cargados de almas,

de destinos a los que llegar,

de sueños. Los trenes son libertad, estampas por descubrir, maletas y mochilas

por llenar.