El trullo fútbol club

11 dic 2016 / 11:23 H.

A nadie le queda la duda que el fútbol es la nueva religión de masas con numerosos millones de personas desbordando los límites de idiomas, razas o creencias. En el ranking de los clubs con más seguidores están el Real Madrid y el Barcelona. Merengues y culés, como denomina el lenguaje coloquial a sus seguidores, se han extendido por todo el mundo con sus uniformes —blanco y blau grana—. Hoy, existe un reconocimiento universal de que ambos clubs cuentan con las más grandes figuras de los “artistas del balón”. Todos los niños a lo largo y ancho del mundo conocen a sus peloteros y sueñan con llegar a ser como ellos. Pero la pasión en este deporte ha llevado a la generación de gigantescos intereses económicos derivados del gran número de espectadores asistentes a los partidos, de los derechos por ser televisados sus encuentros, de la venta de prendas de vestir, que para muchos es la ropa de todos los días, y del cobro de entrevistas, anuncios propagandísticos de productos de consumo de todo tipo, etcétera, etcétera. En definitiva que hoy los más afamados clubs se han convertido en minas de oro que procuran cuidar de acuerdo con su potencial. El dinero que cobran los “supergalácticos” es elevadísimo por lo que, a la hora de tributar a hacienda, ven reducidos los suculentos beneficios siendo los jugadores proclives a buscar mayores rendimientos a su dinero e intentan, consiguiéndolo muchas veces, utilizar sistemas de ocultación de lo percibido: desde falsos contratos al traslado de dinero a paraísos fiscales donde les imponen menos gravámenes. En los últimos tiempos los Messi, Cristiano Ronaldo, Neymar, Benzemá, Mouriño, y un largo etc. corren el riesgo de ir a dar con sus huesos en prisión, acompañados de algunos directivos y, posiblemente, coincidirían en “el internado” con “expertos en la economía” como Rodríguez Rato, Blesa, Pujol, etcétera, que serían magníficos directivos. Y para no privar a las masas de aficionados de todo el mundo de sus habilidades se podría crear el Trullo Fútbol Club que contaría con un gran entrenador y, sin duda, con los mejores jugadores del mundo. El Domicilio Social residiría en Carabanchel y sus integrantes, jugadores y directivos estarían en régimen de concentración semanal menos los días que jugase el equipo. Claro está que todo ello pasa por recoger, previamente, millones de firmas para que la FIFA y la Federación Española, en virtud de sus méritos excepcionales, les dejaran participar en sus ligas. Seguro que los aficionados firmaríamos todos para seguir con deleite los pases, controles, regates, desmarques y goles de los Ases del Balón.