En la calle de los Mártires

20 nov 2017 / 09:44 H.

Estaba el horno para bollos gracias a una Fiesta del Primer Aceite que a algunos le amargó más que el mejor oro líquido del mundo. Linares concentró en dos días el ajetreo propio de un año con dos sonoras citas, ambas con invitados especiales y las dos con representantes políticos como actores de un guion que se cumplió a medias. El sábado sirvió para calentar motores en una Plaza de Santa María llena hasta la bandera. Allí se concentraron los figurantes de un cortometraje que pronto se convertirá en un peliculón. De los buenos. Con intriga, drama, comedia y, cómo no, amores que matan. Fue el ensayo principal. Se vieron las caras, cruzaron miradas, apretaron manos y compartieron besos. Unos con sinceridad y otros con hipocresía. Gajes del oficio. Las cámaras fotográficas inmortalizaron momentos que quedarán para la posteridad. El día después hubo doble función. En el exterior, linarenses y visitantes compartieron los festejos en honor de esos manjares de tan magna calidad que deleitan hasta el más exquisito paladar. En el interior, los socialistas se reunieron para elegir a su líder para los próximos cuatro años. Ahí estuvo el tomate, no precisamente el que se restriega con el pan y el aceite en el desayuno o en la cena.

La historia empezó cuando al alcalde, Juan Fernández, le salió un rival fuerte en la carrera hacia la secretaría general del Partido Socialista en la ciudad de las Minas. Él, que permanece en el timón del barco desde 2002, aspiraba a continuar un proyecto abierto, con la unidad por bandera y con la reivindicación como discurso principal de la cuestión. No le salieron las cuentas. El parlamentario Daniel Campos, con proyección política dentro y fuera de su tierra, levantó la mano y dijo esta boca es mía a una semana de la celebración de tan temida asamblea. Un paso al frente en el que no está solo. Lo acompañan discípulos del máximo dirigente municipal y altos cargos de diferentes administraciones públicas. Los entendidos en el tema aseguran que es la lucha de un aparato, el local, contra otro, el provincial, aunque en cierto modo tampoco hay que llegar a ser expertos en la materia para intuir tal afirmación. Todo estaba atado, y bien atado, para que en la cita con las urnas internas, las primarias, los militantes pudieran elegir entre dos candidaturas. Sin embargo, sorprendió a última hora la presentada por un exalcalde, Alfredo Catalán, “sanchista” hasta la médula y, según los más apegados a la oficialidad del partido, amigo y estrecho colaborador de Juan Fernández. Así estaba el patio cuando se abrió el telón en la calle Pedro Poveda, más conocida como la de los Mártires. Curioso.

Abrió el telón el parlamentario, continuó la función el exalcalde y cerró el alcalde. Fue el segundo quien flirteó con la integración, una propuesta a la que dio forma el tercero con la mano tendida para ahorrarse las papeletas. Hay que estar comprometidos con el medio ambiente. Bromas aparte, Juan Fernández planteó unir las tres candidaturas en una y, por supuesto, con él como cabeza de lista hasta que expire el mandato corporativo. Buscó la oportunidad de seguir como capitán, pero se topó con la negativa por respuesta. Intentos en vano que terminaron en votación. Después de desempolvar las urnas, no cabía otra que darles uso. Tanto trabajo para nada no merece la pena. Los afiliados depositaron su voto y, mientras en la calle celebraban la Fiesta del Primer Aceite, en la sede socialista festejaban la victoria de Daniel Campos. 101 frente a 25. El resultado no arrojó dudas. Imperó el sí de quienes apuestan por un cambio de rumbo.